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¡Bienvenido a Dwelling Place Anaheim! Gracias por orar con nosotros.
Reuniones de oración en línea:
- Para hispanohablantes, únase a nosotros los lunes en KZfaq a las 7:30 p.m. PDT
- Únase a nosotros en oración los martes en KZfaq a las 8:30 a.m. PDT
Reuniones en persona: Vaya a www.dwellingplaceanaheim.com/prayer para ver el horario.
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IDENTIDAD:
Nos acercamos a la comunión con el Señor no como huérfanos que viven en la escasez, sino como hijos de Aquel que hizo el cielo y la tierra con recursos inagotables. Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús cómo orar, Él comienza con “Padre nuestro que estás en los cielos”. Este es un reconocimiento audaz de nuestra relación íntima como hijos del Dios eterno.
ENFOQUE:
El Padrenuestro continúa: “Santificado sea tu nombre”. Estamos fijando nuestra atención en quién es Él en primer lugar, no en nuestras peticiones o cargas. Esto alinea nuestras prioridades correctamente. Comenzamos con a quién le estamos orando, Su santidad, y priorizamos eso por encima de todo. Notará que los problemas comienzan a reducirse en comparación.
ACUERDO:
“Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Rendimos nuestra voluntad y agenda y nos asociamos con la Suya. Esto abre nuestros corazones a un hambre que pregunta: “¿Cuál es su voluntad? ¿Cómo es Su reino en la tierra como en el cielo? ¿Cómo se ve para mí asociarme con Su voluntad?” Esto también quita la falsa presión de tratar de descubrir cómo orar lo "correcto" y nos enfoca en la solución (Su voluntad) en lugar del problema.
PETICIÓN:
De aquí pasamos a lo que típicamente se considera como “oración”, donde pedimos cosas. Jesús nos orienta sobre qué pedir y eso es:
1. Necesidad diaria: “Danos hoy nuestro pan cotidiano”
2. Arrepentimiento/perdón: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.”
3. Guía y liberación: “Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.”
ALABANZA:
“Tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén."
Es muy importante comenzar y terminar con Él. Reconocemos quién es Él y las alabanzas brotan de nuestra profundidad.