Se dice que la Candanga de Obregón tiene raíces afrodescendientes, que se remontan a la época en la que los pueblos esclavizados animaban con cantos, música y danza, los momentos de ocio de sus amos, mientras celebraban sus propias fiestas como la de San Juan Bautista. Tras la Independencia, se reguló como un baile de tercera clase, acompañado por instrumentos de cuerda, carrasca y tambor.
El baile se caracteriza por su alegría, ligereza y espontaneidad. Se baila en parejas alternando entre pasos sueltos y unidos, desplazándose de ida y vuelta y dando giros. En sus inicios, no existía un vestuario, ni una coreografía específica, cada integrante bailaba a su manera según su pericia. Algunos de ellos improvisaban coplas y versos al ritmo de la música, animando a los demás y liderando los "albazos", bailes que se realizaban en la madrugada de las fiestas religiosas como la de San Pedro Claver, la Virgen del Carmen y Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Las personas más antiguas de la región, atribuyen la fundación de la Candanga de Obregón a José María Barcenilla, personaje oriundo de la Ciudad de Antioquia, nacido el 16 de octubre de 1784 y difunto el 16 de octubre de 1846, que residía en la Vereda Obregón, donde fundó la agrupación. Otros dicen que la Candanga existía hace muchos más años atrás, como una tradición que ya cuenta con más de 250 años de historia.
La Candanga de Obregón representa un valioso legado cultural que refleja el trabajo y la resistencia de las comunidades afrodescendientes. A través de la música, los bailes y los versos, esta tradición ha trascendido hasta nuestros días, gracias al legado entre generaciones, conectando a las personas con sus raíces.
El Museo Juan del Corral presenta la Candanga de Obregón.