Apareció de la nada: un anciano de setenta años con cabello canoso, montando un magnífico caballo. Afirmaba que no recordaba ni quién era, ni de dónde venía, ni hacia dónde se dirigía. Toda la vida posterior del anciano, hasta su fallecimiento, transcurrió entre la gente, y fue contada y descrita en varias ocasiones, pero nadie supo nunca su verdadera historia, solo se hicieron conjeturas. En la conciencia de sus contemporáneos y en las mentes de las personas de las generaciones siguientes, esta enigmática figura, debido a numerosas similitudes, se asociaba con la imagen del emperador Aleksandr I, fallecido en 1825 en Taganrog en circunstancias poco claras y en pleno apogeo de sus fuerzas. ¿Qué lleva a considerar una posibilidad tan increíble desde el punto de vista lógico?
La autora y presentadora es la crítica y autora de numerosos artículos sobre la historia del teatro, profesora, productora y directora Olga Garibova.