Andy Cruz vive un proceso de asimilación acelerada. Pero al campeón olímpico cubano ya nada le asusta. Después de vivir una odisea en su Cuba natal al ser sacado del equipo nacional y tras un intento fallido de fuga, llegar a los Estados Unidos es algo que siente como una bendición.
Las últimas horas han sido intensas, pero productivas. Viajó de la República Dominicana a Guadalajara, México, para firar su contrato promocional con Matchroom Boxing y presenciar muy cerca como es la vibra en una pelea del Canelo Alvarez delante de más de 50,000 personas.
Quizá algún día sea el protagonista de una noche similar, pero el matancero entiende que ahora viene un proceso de adaptación y, sobre todo, de demostrarle al presidente de la entidad inglesa, Eddie Hearn, que no se equivocó cando dijo que muy pronto sería el mejor de los ligeros del planeta.
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