Ahora mismo estás aquí leyendo estas palabras…
Sí…
Leyendo… Estas… Palabras…,
que, hace unos segundos, te estaban por llegar y que, en la medida en que sigas leyendo, residirán en tu memoria.
¿Y qué hay del presente?
El presente, a cada instante, destila el futuro y deviene pasado. Es, como la lectura de estas palabras, un tiempo fugaz, está y ya nos está en una décima de segundo.
El “aquí y ahora” es perenne, es más que un momento y un lugar, es el contenedor de la danza de los tres tiempos, la conciencia desnuda de lo que será, lo que es y lo que fue, sin ningún juicio final.
Aquí y ahora no sucede nada en particular, simplemente ocurre todo lo que ocurre.
Hace falta coraje y honestidad para adentrarnos en el corazón del “aquí y ahora” porque nos invita a estar con lo que hay, y lo que hay, generalmente, no es lo que nos gustaría que fuera.
En la dimensión de “lo que hay”, cuando nos sentamos para meditar, por ejemplo, nos duele el cuerpo y el alma, nos visitan todos los demonios. No obstante, si pasito a paso (práctica a práctica) vamos aflojando nuestra compulsión de hacernos con el control de todo, se irá calmando la bestia y podremos descansar en el “no hacer”, en el “aquí y ahora”.
También podemos pasar nuestra vida soñando...