VILLARS, PLOMER Y LOZANO: “Las vías muerta...”
A 17 kilómetros de la cabecera del partido de General Las Heras y atravesado por las vías del Ferrocarril Belgrano que parten de la Estación Sáenz, se encuentra Villars. Un pueblo que fue trazado en 1905 por la Compañía de Tierras Franco Argentina “La Inmobiliaria” y que debe su nombre por extensión de la estación de trenes a Don Luciano Villars, un ex miembro del Directorio del Ferrocarril Compañía General Buenos Aires.
Muchos equivocadamente le atribuyen el nombre de Cuarapaligue, ya que en el mes de septiembre de 1922, el Intendente Saturnino Zamudio, presentó un proyecto al Honorable Concejo Deliberante para que, mediante una ordenanza, se le diera ese nombre al centro urbano que rodeaba a la estación. El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires no dio curso a tal disposición hasta que no se dirimiera el litigio de límite territorial que mantenían con Marcos Paz.
Villars era un pueblo floreciente que contaba con más de 3.000 habitantes, gran cantidad de casas, de comercios de cierta importancia; excelentes campos dedicados a la ganadería, haciendo de la producción lechera su principal fuente de recursos. La estación era el empalme del ramal a General Villegas y Victorino de la Plaza, construyéndose en un punto de tránsito importante. El ferrocarril crecía día a día y los augurios de progreso estaban descansando en esta población.
Las circunstancias castigaron de manera injusta a los moradores prósperos de esta zona cuando empiezan a cerrar las fábricas, los galpones del ferrocarril van diezmando su trabajo y el servicio de pasajeros va mermando su frecuencia hasta que el 4 de febrero de 1978 es levantado definitivamente, circulando muy espaciadamente algunos cargueros. Entonces los lugareños deben emigrar en busca de nuevos rumbos y mejores fuentes de trabajo.