María Estela Martínez de Perón corona a María Cristina Fernández (Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias), Nidia Mónica Roldán (Sindicato Argentino de Televisión) y Graciela Liliana Lage (Asociación Obrera Textil), como Reina y princesas del Trabajo y la Unidad Nacional, respectivamente. Luego, con motivo de la celebración del Día del Trabajo y la Unidad Nacional, Juan Domingo Perón se dirige hacia una multitud reunida en la Plaza de Mayo. En un diálogo permanente con los cánticos disidentes de Montoneros y la Juventud Peronista, Perón defiende la fuerza orgánica mantenida por las estructuras sindicales y descalifica a los “estúpidos” e “imberbes” que han hecho críticas desde el interior del movimiento. Mientras las columnas de Montoneros abandonan la plaza, el mandatario advierte que el gobierno está empeñado en la liberación del colonialismo que azota la república y de los “infiltrados que trabajan adentro” y que traidoramente son “más peligrosos que los que trabajan desde afuera”.
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