Extracto de la Carta de San Alejandro combatiendo el error de los postulados arrianos de su tiempo:
"...¿Quién, oyendo a Juan decir: "Al principio existía el Verbo" (Jn 1,1) no condena a éstos cuando dicen que hubo un tiempo en que él no existía; o quién, oyendo en el Evangelio: "El Hijo Unigénito" y "Por medio de él fueron creadas todas las cosas" (Jn 1,3.18) no odiará a quienes gritan que él es una de las criaturas? Porque ¿cómo podría ser una de las cosas creadas por él, o cómo el Unigénito puede ser contado entre todas las cosas como una de ellas? ¿Cómo puede existir de la nada cuando el Padre dice: "De mi corazón brotó una palabra buena" (Sal 45 [44], 2), y "Del seno te engendré, antes de la aurora" (Sal 110 [109], ? 13. ¿Cómo puede ser desemejante al Padre en esencia el que es la perfecta imagen y reflejo del Padre (Sab 7,26; Col 1,15; Heb 1,3) y que dice: "El que me ha visto a mí ha visto al Padre" (Jn 14,9)? Si el Hijo es Verbo y Sabiduría de Dios, ¿cómo pudo haber un tiempo en que no existiese? Pues sería lo mismo decir que hubo un tiempo en que Dios existió sin Verbo ni Sabiduría.
14. ¿Cómo puede ser mudable y variable el que dice sobre sí mismo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn 14,10), y "Yo y el Padre somos uno" (Jn 10,30), y por el profeta: "Ved que yo soy el mismo y no cambio" (Mal 3,6)? Y aun cuando se podría referir este dicho al Padre, pero conviene más afirmarlo ahora del Verbo, porque aun habiéndose hecho hombre no se muda, sino como dice el Apóstol; "Jesucristo ayer y hoy es él mismo y para todos los siglos" (Heb 13, 8). ¿Quién les ha persuadido a decir que por nosotros fue hecho, cuando Pablo escribe.-"Por él y para él todo ha sido creado" (Heb 2,10)? 15. En cuanto a lo que ellos blasfeman, que el Hijo no conoce al Padre perfectamente, no nos admiremos. Porque una vez que se proponen hacer la guerra a Cristo le quitan peso también a sus palabras; "Como el Padre me conoce, así yo conozco al Padre" (Jn 10, 15). Pero sí el Padre conociera al Hijo sólo parcialmente, entonces sería claro que el Hijo no conoce enteramente al Padre. Mas si no es justo afirmar esto, ya que el Padre conoce enteramente al Hijo, es entonces obvio que así como el Padre conoce su propio Verbo, así también el Verbo conoce su propio Padre del cual es Verbo. 16. Muchas veces los hemos exhortado diciendo estas cosas y explicando las divinas Escrituras, pero ellos cada vez cambian como camaleones luchando por echar sobre sí lo escrito: "El impío desprecia cuando llega al abismo del mal" (Prov 18, 3). Antes de éstos, muchas herejías han surgido, las cuales osando más allá de lo conveniente han caído en la locura: mas éstos, intentando por medio de todas sus expresiones arrancar la divinidad del Verbo, por sí mismos las han juzgado al hacerse cercanos al anticristo. Por eso han sido echados y anatematizados de la Iglesia. 17. Nos entristece la pérdida de éstos, sobre todo porque habiendo sido en otro tiempo discípulos, ahora se retiran de la Iglesia, mas no nos admiramos; porque también Himeneo y Fileto sufrieron lo mismo (2 Tim 2, 17) y Judas antes de ellos, el cual primero siguió al Señor, luego devino traidor y apóstata.
18. Incluso en el caso de éstos no hemos quedado sin aprender algo, sino que ya el Señor había dicho anteriormente: "Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: Soy yo, el tiempo ha llegado, y a muchos engañarán. No vayáis tras ellos" (Lc 21, 8). Y Pablo, habiendo aprendido esto del Salvador, escribió: "En los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas de los demonios que tuercen la verdad" (1 Tim 4,1). 19. Así pues como nuestro Señor y Salvador Jesucristo por sí mismo preanunció y por el Apóstol hizo indicaciones acerca de éstos, en consecuencia nosotros, habiendo escuchado por nosotros mismos sus impiedades, los hemos anatematizado, como arriba dijimos, después de haber comprobado que los tales son ajenos a la Iglesia Católica y a la fe.
20. Lo hacemos saber a Vuestra Piedad, queridos y venerados coministros, para que si algunos de ellos se apresurasen a ir a vosotros no los acojáis, ni os dejéis persuadir de Eusebio o de algún otro de ellos que os escribiese. Pues conviene que vosotros todos, siendo cristianos, os separéis de quienes hablan contra Cristo y piensan como enemigos de Dios y corruptores de las almas, y ni siquiera saludemos a éstos, para que de ningún modo participemos de sus pecados, como nos anunció el beato Juan (2 Jn10). Comunicadlo a los hermanos que están entre vosotros. Los que están conmigo os saludan2.
2 Siguen las firmas de 17 presbíteros y 24 diáconos de Alejandría, y de 10 presbíteros y 20 diáconos de la Mareótide.