Me levanté a las 6:30 de la mañana dispuesto a conocer un nuevo rincón de nuestra ARGENTINA. Con las primeras luces del amanecer, agarré mi mochila, subí a mi auto y salí a la RUTA. Me esperaban 106 kms hasta llegar a mi destino: el pequeño pueblo de ATALAYA, que nada tiene que ver con el famoso parador Atalaya, conocido por sus exquisitas medialunas.
Si miramos el mapa, ATALAYA se ubica en el Noreste de la Provincia de Bs As a orillas del río mas ancho del mundo; nuestro Río de la Plata.
Luego de transitar la RUTA Provincial 11 y doblar por el acceso al pueblo, llegué hasta su muy bonita entrada en donde obviamente
hice un alto para tomarme una foto con el cartel que nos da la bienvenida.
Inmediatamente, estacioné mi vehículo y comencé a caminar por sus apacibles callecitas de tierra clara en donde el silencio y la paz
son los protagonistas. Casas pintadas con coloridos dibujos en sus paredes y mucha vegetación, adornan estas calles marcando
la impronta del pueblo.
Sobre una de las 6 calles del muy arbolado BOULEVAR que funciona como columna vertebral del pueblo, se emplazan su Biblioteca Pública, su Escuela Primaria y la hermosísima CAPILLA de "Santa Rosa de Lima", pintada de colores vivos blancos y amarillos y puertas de madera color verde. La Capilla fue construida en el año 1889 y está rodeada por un frondoso jardín de estilo Colonial en el cual hay inclusive un viejo aljibe de época.
Unos metros mas adelante, hay un pequeño puente que cruza el tranquilo Arroyo BUÑIRIGO que poco después desemboca en el
Río de la Plata. Al costado de este puente, sobre una de las márgenes del Arroyo, me detuve a comer unos sandwiches y a disfrutar del sonido de los pájaros... fue un momento inolvidable, en donde uno agradece por tener la oportunidad de viajar y de disfrutar esos pequeños placeres de la vida !!
En mi visita al pueblo, me enteré que durante el Siglo 19, ATALAYA fue testigo del asentamiento de varios establecimientos SALADEROS destinados a producir Carne salada y seca. Hasta que luego, a comienzos del Siglo 20, con la creación de los primeros Frigoríficos comenzaron lentamente a cerrar sus puertas.
Continuando mi recorrido y siempre a pié, tras caminar 1km por un sendero rodeado de vegetación en donde el silencio era abrumador y solamente era interrumpido por el sonido de las aves, llegué hasta el muy prolijo Camping y Balneario Municipal.
Allí hay un gran muelle de madera en donde se puede pescar sobre el Arroyo BUÑIRIGO. A 100 metros y por medio de otro sendero, se puede arribar a un inmaculado BOSQUE bien verde y con mucha sombra, el cual tiene salida a una Playa de pasto, situada sobre las aguas del Río de la Plata. Un lugar agreste y de apariencia bastante virgen, que me sorprendió gratamente por su increible belleza.
Ya volviendo para el pueblo por el mismo sendero en el que había arribado al Camping, descubrí otro pequeño camino también con muy frondosa vegetación, el cuál desemboca en otra diminuta y escondida Playita. Si la anterior era "increiblemente bella" ésta otra era directamente MÁGICA. El agua del río llegaba hasta el tronco de alguno de los muchos árboles que conformaban un bosque solitario e inmaculado, alejado de todo ruido mundano. Allí permanecí sentado, durante largos minutos... pensando, meditando...agradeciendo.
Atalaya se presenta como un secreto bien guardado a poco mas de 100 kms de Buenos Aires. De casas pintadas y hermosos silencios... para caminar y tomar unos mates a la vera del arroyo. El Río de la Plata y sus playas te invitan a largas caminatas, a pescar o a pasear en bicicleta... una perlita ideal para encontrarse con la naturaleza.
Una nueva experiencia... una nueva página en mi LIBRO de viajes recorriendo nuestra REPUBLICA ARGENTINA !!!
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