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Estancia la Candelaria...
Lobos - Pcia. de Buenos Aires...
Transcurría 1840 cuando don Orestes Piñeiro (médico farmacéutico) compró los primeros lotes de campo en el partido de Lobos. Luego éstos formarían, en 1890, la estancia La Candelaria, llamada así en honor a su esposa, Candelaria del Mármol.
Como no pudieron tener hijos, adoptaron una niña, Rebeca, que hacia 1890 se casó con el entrerriano Manuel Fraga Calveyra.
Como sus padres eran ya mayores, el flamante yerno, Manuel, pronto tomó las riendas de la estancia. De regreso de la luna de miel en Europa, mandó proyectar el castillo, a imagen y semejanza de los que había visto en el Loire. Orestes falleció en 1904 y Candelaria en 1909.
Rebeca era devota, culta -aún pueblan la biblioteca del casco sus libros en francés- y muy rica. Como no pudo tener hijos con Fraga, dedicó gran parte de su tiempo a la creación de la Hermandad de Beneficencia, que contaba con una colonia de vacaciones a la que asistían gran cantidad de niños de bajos recursos.
En 1937, dos años después de haber quedado viuda, mandó a construir la capilla que aún se levanta en la estancia. Inaugurada el 2 de mayo de ese año por Monseñor Copello, en la placa de la entrada señala que está consagrada a la memoria de sus padres. En un sector lateral, Rebeca elegió el lugar donde ambos descansarían y reservó para ella el sitio del medio, entre el nicho de su madre, y el de su padre. Para su esposo, Manuel, con quien no había sido feliz, dispuso una ubicación aparte, del otro lado de una ventana. Todo parecía estar previsto.En su testamento, dejó 7.000 hectáreas a su cuñado más joven, Roberto P. Fraga, quien se había hecho cargo del campo al morir su hermano Manuel (4.000 hectáreas se habían vendido para solventar los gastos del castillo a lo largo de los años). El casco, y las mil hectáreas de los alrededores quedaron para la Hermandad de Beneficencia.
Rebeca murió el 20 de enero de 1940. Sus restos descansan, en efecto, allí donde ella pensó, pero su lápida, ay, no tiene nombre. Roberto, que ansiaba el casco mucho más que la tierra, canjeó con las monjas de la Hermandad su legado por el de ellas. Ese mismo año, se casó con Pura Isella Calvo, con quien tuvo cuatro hijos: Rebeca, Roberto, Rosendo y Marcelo. Pura Isella falleció en 1948 (también está enterrada en la capilla de la estancia) y Roberto se casó con Ema Frías, con quien tuvo otros dos varones: Enrique y Carlos. Roberto falleció en 1965 y Ema y los seis hijos de Fraga fueron herederos.
La Candelaria se fraccionó, el casco pasó por un período de abandono, hasta que, fue adquirida por dos amigos que recuperaron la propiedad y la abrieron al turismo.