Este es Ollantaytambo, un tesoro enclavado en los Andes del Perú, que respira la esencia de una civilización ancestral y ofrece sus secretos a los ojos curiosos del mundo.
Está situado estratégicamente en el Valle Sagrado y se alza como un testimonio vivo de la grandiosidad incaica. Sus imponentes terrazas de piedra, cuidadosamente esculpidas en las laderas de las montañas, narran la historia de una cultura que desafió los límites de la ingeniería y la arquitectura, creando una sinfonía armoniosa entre el hombre y la naturaleza.
Ollantaytambo está situado a una altitud de aproximadamente 2,800 metros sobre el nivel del mar, en la provincia de Urubamba, dentro del departamento de Cusco. Se encuentra en un punto donde el valle se estrecha y el río Urubamba fluye a través de una angosta garganta. Debido a esta configuración geográfica, Ollantaytambo pudo funcionar como un importante centro de control y defensa de la región.
Ollantaytambo es una ciudad que se debate entre las economías tradicionales como la agricultura y una mucho más moderna: el turismo. Muchos de sus habitantes trabajan la tierra y gracias al turismo logran vender sus productos.
Una pregunta que le surge a los visitantes que llegan hasta este pueblo inca viviente es cómo se logró conservar toda la infraestructura y cómo aun las costumbres incaicas se mantienen a pesar del tiempo.
Era tal el nivel de ingeniería de los Incas que lograron desarrollar terrazas para domesticar cultivos de plantas para el alimento, a tal punto que se considera que Perú tiene una gran despensa de comida gracias a la herencia que dejó el imperio.