¿Te acuerdas de los cuadernos de clase en primaria? Había que entregarlos y te ponían nota (dudoso sistema para mi gusto). Había dos tipos de personas. Yo era de las de tener todos los márgenes llenos de dibujos, tachones etc. Recuerdo utilizar un subrayador para los títulos y otro para los títulos de dentro de los apartados, pero luego se me olvidaba cuál era cuál y los intercambiaba sin querer. Recuerdo mirar siempre a la de al lado y pensar, “mierda, la próxima lo haré un poco más como ella y un poco menos
como yo”.
Así que me he pasado la vida intentando hacer las cosas un poco menos como yo y un poco más como cualquiera.
Letra:
He estado pensando que sangraban
las flechas clavadas por otros en mi cuerpo.
He estado creyendo que lloraba la impotencia,
¿cómo les demuestro que soy una buena persona?
Cuando más lista me he creído, es cuando más imbécil he sido.
Creo que la única salida va a ser volver a mi esencia viva.
Si no veo transparencia entro en estado de shock,
si vuelves a decir “nada” voy a perder el control.
Si no veo transparencia entro en estado de shock,
si vuelves a decir “nada” voy a perder el control.
He estado pagando sin conciencia por un pecado original,
una deuda innecesaria.
He estado cargando con el juicio
de las voces que gritan sin alma y sorpresa:
Están todas dentro de esta cabeza.
Cuando más tonta me han creído es cuando más inteligente he sido.
Creo que la única salida va a ser rescatar mi esencia viva.
Si no veo transparencia entro en estado de shock,
si vuelves a decir “nada” voy a perder el control.
Nada de lo que me hagas puede ser peor
peor de lo que ya me estoy haciendo yo.
Cómo asumir que aquello que más me hace sufrir,
está sólo dentro de mí.