Felipe Carrillo Puerto, el apóstol rojo y gobernador socialista de Yucatán, realizó en sólo dos años una serie de reformas radicales encaminadas al bienestar social, educativo y económico de los mayas, por quienes siempre sintió un gran interés y un gran amor.
Multifacético desde su infancia, Felipe fue tendero, cirquero, flautista, obrero ferrocarrilero, campesino, vendedor de ganado, periodista, regidor, diputado local y federal, y gobernador de Yucatán.
Después de estar en la cárcel por haber ultimado a un agresor que intentaba matarlo, Carrillo Puerto salió de Yucatán y fue a Morelos, donde conoció de cerca a Emiliano Zapata, participó en sus huestes, en su comisión agraria y en el reparto de tierras del caudillo del sur. Lo que aprendió entre los zapatistas lo iba a aplicar después en su estado natal, pues encontró que había grandes similitudes en la situación de ambas regiones.
De regreso a Yucatán, Felipe se integró al gobierno de Salvador Alvarado, quien inició un reparto de tierras y un gobierno de ideas socialistas. Muy pronto Carrillo Puerto se convirtió en el presidente del naciente Partido Obrero Socialista, después Partido Socialista de Yucatán y finalmente, Partido Socialista del Sureste, donde empujó la formación de las famosas ligas de resistencia, que fueron organismos de formación política, social, cultural y deportiva. También impulsó dos congresos obreros socialistas, uno en Motul y el otro en Izamal, que trataron temas de gran relevancia para los campesinos y miembros del partido, incluyendo a las mujeres, que lograron traer a discusión temas como su derecho a votar y ser votadas, el control natal, la higiene, e incluso el goce de su sexualidad, entre otros.
Impulsado por su partido, Felipe fue electo gobernador de Yucatán con cerca de 95% de votos a su favor. Carrillo Puerto hizo reformas políticas, educativas, salariales, civiles, culturales, agrarias, agrícolas y feministas, entre muchas otras. En su gobierno se eligió a la primera diputada y la primera regidora de Yucatán, se logró un reparto de 664 mil 835 hectáreas, que benefició a más de 30 mil familias, se impulsó la educación racionalista y se estableció la Universidad. Felipe puso también gran acento en rescatar y difundir la lengua maya, en rescatar las ruinas arqueológicas y construir carreteras para acceder a ellas. El reparto de tierras que hizo entre los indios, y sus planes por expropiar haciendas abandonadas y cobrar un porcentaje a las compañías que explotaban el henequén para dárselo a los peones -de manera que pudieran sembrar para su propio beneficio en las tierras recuperadas- irritó terriblemente a los hacendados, quienes apoyaron el golpe de estado en contra de Carrillo Puerto, bajo pretexto de un levantamiento a favor del movimiento delahuertista en contra del presidente Obregón, que había designado como su sucesor a Plutarco Elías Calles, contrincante de Adolfo de la Huerta. El militar Ricárdez Broca detuvo a Felipe, junto con sus hermanos y algunos correligionarios, los sometieron a un ilegal Consejo de Guerra, los sentenciaron a muerte y los fusilaron. Así dio fin un periodo irrepetible de nuestra historia. El pueblo maya sigue recordando a Felipe Carrillo Puerto con admiración y respeto.
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