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Tlajpiajketl o 'La canción del maíz'
Créditos:
Letras e Inspiración: Mardonio Carballo
Voz: Denise Gutiérrez
Música y Arreglos: Alonso Arreola
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Niño chiquito, niño de barro y cobrizo, muy de mañana, cuando la tierra se muestra: cuando el día se abre y la noche se cierra. Niño como es, sabe qué hacer. Él es Tlajpiajketl, niño cuidador de milpa y protagonista del nuevo libro del escritor nahua Mardonio Carballo (Chicontepec, Veracruz, 1974).
“Desde niños vamos a la milpa y hacemos ese trabajo de Tlajpiajketl, que significa cuidador, lo que se conoce como espantapájaros".
El libro Tlajpiajketl o la canción del maíz (Consejo Nacional de Fomento Educativo) “es un poema de largo aliento que tiene un cuento de tradición oral en medio, que me contaba mi madre; también es una canción de la cual se incluye un disco”, con la Canción del maíz, de Alonso Arreola, que interpreta en náhuatl Denise Gutiérrez, vocalista de la banda mexicana Hello Seahorse!. En la página web www.elespantapajaros.com.mx se puede leer la historia y escuchar la canción.
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CANTOR CON RESORTERA
Prólogo de Alfredo López Austin a Tlajpiajketl o la Canción del Maíz.
El Mardonio de hoy, el que canta y el que espanta los papanes que sobrevuelan la milpa, conduce con su palabra a un pasado propio que construye con vigilias, sueños y ensueños. El Mardonio de hoy canta hoy porque cantó de niño. Allá se hizo en doble morada: bajo el techo del hogar y sobre la plataforma, en la cuna de otate de espalda rugosa que ni es tierra ni es cielo, porque es tlapextli.
El Mardonio niño fue tlajpiaketl, vigilante, niño con resortera que palmoteó para ahuyentar papanes. Sobre el tlapextli, al vigilar, vio los cuatro milagros de la milpa:
El milagro de la maternidad. La niña-maíz se hace mujer; la mujer-maíz se desgrana en hijas.
El milagro de los colores. El amarillo-corazón del maíz bebe lluvia para tornarse verde-tallo, y el verde-tallo bebe sol para hacerse amarillo.
El milagro de los números. El uno se vuelve veinte, cuarenta, sesenta, ochenta, cien. No alcanza a contarlos.
El milagro de los cuerpos. Los esfuerzos y las paciencias se convierten en alimento, nueva carne.
Cuando el vigilante canta sobre el tlapextli, la voz, ya al viento y sola ya con el viento, crea el quinto milagro: el canto canta, compone la canción del maíz.
Mardonio, el de hoy, sabe cantar porque aprendió de niño. ¡Que cante hoy la canción del maíz, pues son muchos los papanes que amenazan la milpa!
Maíz niña
Niña luna
Maíz niño,
Niño fuego…
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Los surcos de la milpa siempre tienen una dirección este-oeste. La siembra se inicia en determinada dirección y la punta del grano va dirigida hacia determinado rumbo de acuerdo con el color del maíz que se va a sembrar. El maíz rojo se empieza a sembrar en el lado occidental de la milpa, caminando hacia oriente, con la punta del grano dirigida hacia es este mismo rumbo. Si desea maíz azul, entonces empiece a sembrar en el oriente viendo hacia el poniente y con la punta del maíz dirigida hacia la misma dirección. El maíz blanco es sembrado empezando en el norte, pero la siembra termina en el sur, y las puntas de los granos van dirigidas hacia el septentrión. Para el maíz amarillo se procede al revés, o sea que se empieza por el sur con la punta del grano hacia este rumbo, y terminando en el norte.
González Torres, Yólotl. El culto a los astros entre los mexicas, México, SEP, 1975, p. 150
[Incluido en “Los Mitos del Tlacuache” de Alfredo López Austin, UNAM-IIA, 1998.]