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Una de las cuestiones que más me plantean en el despacho es si cabe la posibilidad de reducir la pensión de un hijo tras el nacimiento de otro.
Como norma general, el nacimiento de un nuevo hijo no es una circunstancia que habilite a reducir la pensión del otro, aun siendo evidente que la existencia de nuevos hijos comporta una redistribución económica de los recursos para hacer frente a las necesidades de todos los hijos.
El hecho de que el nacimiento se produzca por decisión voluntaria o involuntaria del deudor, no implica que la obligación no pueda modificarse en beneficio de todos, a partir de una distinción que no tiene ningún sustento entre unos y otros, por más que se produzca por la libre voluntad del obligado.
Dicho esto, caben excepciones a esta regla general, pues cabe la posibilidad de que el obligado al pago haya visto disminuidos sus ingresos.
Es decir, habrá que valorar de nuevo la capacidad económica del obligado al pago y examinar si ha existido alguna modificación, resultando necesario conocer los medios y el caudal económico de la nueva unidad familiar, pues no debemos de olvidar que los nuevos hijos cuentan con padre y madre, y éstos son los que deben de asumir los gastos de crianza de los menores. Por tanto habrá que acreditar que se ha modificado la situación financiera.
El Tribunal Supremo mantiene en Auto de 22.11.2017 “que la sentencia recurrida en casación no infringe tal doctrina, sino que la aplica, pues para modificar la pensión no basta el nacimiento de un nuevo hijo , siendo preciso además, que la capacidad patrimonial o medios económicos del alimentante sea insuficiente para hacer frente a esta obligación ya impuesta y a la que resulta de las necesidades de los hijos nacidos con posterioridad, y es que expresamente refiere aquella que el alimentista no ha probado que hayan mermado significativamente sus recursos económicos.” Causa por la cual no se redice la pensión primitiva.
Begoña Cuenca, Abogada de Familia en Zaragoza.