Ningún barco o puerto español estaba a salvo cuando el temible pirata Barbarroja, aliado del poderoso Imperio Otomano, navegó en alta mar. Desde su base en Argel, norte de África, Hayreddin Barbarroja aterrorizó el Mediterráneo occidental en la primera mitad del siglo XVI. Secuestró valientemente barcos y saqueó puertos, cargando sus galeras piratas con enormes tesoros y prisioneros destinados a la esclavitud. Sin embargo, Barbarroja era mucho más que un soldado de fortuna. Fue un hábil guerrero con un instinto político que le llevó a fundar un reino próspero, aliado con el imperio islámico de los turcos otomanos, y a desafiar activamente a uno de los monarcas más poderosos de la Europa cristiana, el emperador español Carlos V.
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