Desde el salmo 120 al 134 son conocidos como salmos de ascenso y correspondían a los que entonaban los peregrinos cuando se dirigían a Jerusalén a las principales fiestas judías.
Desconocemos al autor humano de este salmo 121.
Un comentarista bíblico dice respecto de este salmo: uno de los más populares salmos del salterio, perfecta expresión de la confianza en Dios, por eso ha estado constantemente en labios de innumerables hombres y mujeres a lo largo de generaciones, cuando han sentido la
necesidad de un socorro que los mortales no pueden ofrecer.
Nosotros no vamos camino a Jerusalén, pero estamos de peregrinaje en este mundo, hemos sido alcanzamos por la gracia del Señor Jesucristo y el transito muchas veces nos presenta problemas, dificultades.
La certeza de salmista debe ser aún más plena en nosotros quienes somos testigos y beneficiados del plan completo de redención manifestado en la persona de Cristo.