Dos niños, genéticamente iguales, tendrán posibilidades muy diferentes dependiendo de los cuidados que recibieron su madres durante el embarazo, el tipo de alimentos que consumen todos los días, la calidad del agua que ingieren, el nivel educativo de sus padres, el tipo de vivienda, los servicios con los que cuenta el barrio, la escuela a la que asistan, la calidad de los hospitales donde se atiendan, la cantidad de vacunas que reciban, etc. Se los suele llamar determinantes sociales del desarrollo y la salud. Son factores que condicionan el futuro de las personas. Esos dos niños, a los que tomábamos como ejemplo, van a ser genéticamente iguales pero pueden tener condiciones muy distintas para aprovechar las oportunidades de progreso. Y precisamente de eso quiero que hablemos hoy. Quiero que derribemos el mito de la meritocracia.