recuerdo escucharlo en el colegio con mis amigos, que tiempos

Walter Montillo querido, sin restarle merito a tu calidad futbolística (que era enorme, el centro a Olivera contra Union en la final no se olvida) es una alegría inmensa darse cuenta que un jugador que no nació acá, encuentra en tu equipo su lugar en el mundo, donde en un momento difícil de tu vida sentiste nuestro apoyo y contención, y todo salir bien después, y darse cuenta de tus agradecimientos eran sinceros, son cosas que tal vez en los palmares o vitrinas de los equipos no figuren. Pero son cosas que forjan el cariño entre jugadores e hinchas. Volviste en unos de nuestros peores momentos, y como siempre, cumpliste. Lamentablemente, y cosa que se hace costumbre en la U lamentablemente, te dimos una despedida horrible, inspida y sobre todo, indigna para ti. Perdón Ardilla Perdón, y yo te quiero toda la vida