El artesano que construyó esta silla hace cien años, se habría dado un gran disgusto al ver la rotura de su elaborada obra. Que esta reparación sirva como reconocimiento y homenaje a aquellos antiguos ebanistas que sin apenas medios mecánicos realizaban magníficos muebles, que hoy día son de difícil realización y su conservación es imprescindible, por ser un referente de las artes decorativas en los mobiliarios de distintas épocas. Esta silla de una casi extinguida madera de caoba, había tenido alguna anterior y fracasada reparación, siendo necesaria la limpieza de antiguos pegamentos, sin alterar las quebradas superficies de la madera en las zonas de la rotura, para mantener una perfecta unión en la encoladura. Como previsión de otra quiebra, se intercala un refuerzo metálico interior, ajustado con un pegamento fuerte de dos componentes con catalizador, que rellena por completo formando un solo cuerpo la quebrada madera y la varilla de hierro. Por cuestión de estética, solo quedaba ocultar la reparación y darle después de tanto sufrimiento a tan maltratada silla, un mimado barnizado que la devuelva su original esplendor.