Una muy profunda reflexión, que invita a meditar sobre el amor. Creo que el amor es la vida misma en su esencia. Algo así como una corriente de pura energía sin contaminar. Y justo lo que contamina a esta pura energía de dios o como se la quiera llamar, es la mente humana. Creo que no debemos de satisfacer los egos propios y de los demás otorgandoles una falsa versión del amor. En ese sentido pienso, como está escrito que "no hay que echarles perlas a los cerdos". Cada cual debe de conocer la mente propia y al tiempo de los demás. "No te puedo satisfacer hermano, incluso aunque lo seas de sangre". Sin embargo te amo, porque el amor lo llevo en el corazón. Pero ese amor no es exclusivamente tuyo, ese amor lo comparto con el resto del mundodn sus múltiples formas, porque todo es dios, o sea la vida misma. Mientras seamos esclavos de los egos no hallaremos el amor. Y en ocasiones el auténtico amor se experimenta desde el silencio más absoluto y desde la lejanía física. Esto último en reacción a las influencias de mentalidades tóxicas, que justamente por lo dicho anteriormente, sobre las perlas y los cerdos pueden llevarte a la destrucción.