El presidente Petro ha propuesto la inversión forzosa como receta para la reactivación económica que necesita Colombia. Pero esto puede traer más inconvenientes que soluciones: más corrupción, mayor inseguridad financiera, amenaza de corralito, pánico económico y mayor desconfianza inversionista.
El Estado, con su pretensión de convertirse en banquero con el dinero de los ahorros de los colombianos y de las empresas, puede llevar a crear una quiebra mayor del país y del sector financiero colombiano.
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