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*Produce ojos de vidrio que comercializa con escultores y artesano
*En Santiago Cuaula tiene un taller donde da seguimiento a esta actividad que iniciaron sus tíos
*Durante tres años realizó pruebas de ensayo y error hasta alcanzar la calidad del trabajo que tienen los alemanes en este oficio
En lo que considera “un pedacito de paraíso”, José Luis Rivera Torres tiene un taller en donde produce ojos de vidrio para figuras de madera, animales disecados, maniquíes o esculturas, algunos han llamado a la población de Santiago Cuaula, municipio de Calpulalpan, como la mirada a través de cristal por esta actividad que realizan los pobladores.
Con mucho orgullo por sus orígenes, José Luis recibe al equipo de Momento para platicar sobre la actividad que realiza en el valle de las águilas, significado en náhuatl de la población de Cuaula.
Mientras nos guía hacia su taller, ubicado en la casa de sus padres, en la calle Londres, reseña que esta población está cerca de Tecoaque, cuyos pobladores “se iban a dar de macanazos con los tlaxcaltecas”.
Una vez instalados en su taller y ya listos para empezar la entrevista, don José Luis menciona que en esta zona de Calpulalpan hay un área de 300 hectáreas de vestigios de las tribus prehispánicas de la cultura nahuatlaca, lo que hace a los pobladores actuales sentirse orgullosos de sus orígenes.
José Luis Rivera Torres nació el 27 de septiembre de 1954 en Cuaula, “el pueblo más bonito del universo porque ahí vi la luz de la vida, crecí y he luchado por el engrandecimiento de este pedacito de paraíso que Dios nos dio”.
Viste camisa a cuadros, pantalón de mezclilla y botas, utiliza sombrero y su bigote color negro combina perfectamente con su tez morena. El carácter de José Luis es afable, su hablar es pausado y bien estructurado en sus ideas, por lo que con confianza empieza a hablar de su familia y de cómo se adentró a la producción de ojos de vidrio, los cuales vende en la República mexicana y por pedidos especiales en Estados Unidos.
Escrita por: José Carlos Avendaño Flores
Cámara y edición: Nereida Mora Lozano
Para Revista Momento