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Julio Alfredo Jaramillo Laurido nació en Guayaquil, el 1 de octubre de 1935
El 2 de abril de 1941, cuando Julio contaba con cinco años de edad, perdió a su padre debido a un accidente laboral. Julio Jaramillo abandonó sus estudios en tercer grado por problemas de disciplina. Su afinidad por la música proviene de su abuela del lado materno, quien ejecutaba la guitarra, y su progenitora participaba en los coros de la institución educativa. Adquirió habilidades guitarrísticas de la mano de Ignacio Toapanta, un residente cercano que le ofreció enseñanzas sobre dicho instrumento y le permitía experimentar con los artefactos musicales.
Cuando Julio cumplió 15 años, ganó un concurso radial cuyo premio era una presentación en un centro nocturno, y este hecho fue el inicio de su carrera artística. Casado cinco veces y padre de 28 hijos reconocidos, su legado se ve empañado por impostores que buscan lucrarse. Aunque fue famoso y adinerado, terminó en quiebra, viviendo el día a día. En su sepelio, más de 200000 personas asistieron, demostrando su impacto en Latinoamérica. Sin embargo, la verdadera historia de sus últimos días aún no ha sido completamente revelada.
Julio Jaramillo, un bohemio empedernido, carismático, talentoso y adinerado, cautivó a su audiencia, pero su decadencia financiera contrastó con su fama. Su sepelio fue un evento masivo con miles de personas rindiéndole homenaje bajo la lluvia. A pesar de su éxito, su vida cotidiana y los eventos finales aún se mantienen en el misterio.
La historia de Julio Jaramillo nos presenta a un apasionado de la música cuya voz autodidacta dejó una marca imborrable en la escena musical latina. Su humildad, carisma y generosidad lo destacaban como artista y ser humano. A pesar de su éxito, no le daba importancia a lo material y se enfocaba en compartir su arte con el mundo.
Durante la década de los cincuenta, la voz de Julio Jaramillo resonó en Latinoamérica. El ecuatoriano poseía un don que se impregnaba en cada canción. Su tono suave y cálido combinado con su potente voz y su gran capacidad rítmica, hicieron que Julio Jaramillo se convirtiera en uno de los intérpretes más reconocidos en la región.
"Fatalidad", un vals de Laureano Martínez, un baladista peruano, catapultó a Julio Jaramillo a la fama a nivel nacional e internacional. A partir de ese momento, se convirtió en una estrella que seguía conquistando corazones con cada entrega y cada canción que interpretaba. Su presencia era imponente, y muchos consideraban a Julio Jaramillo como el más grande ecuatoriano.
Con canciones emblemáticas como "Fatalidad" y "Nuestro Juramento", Jaramillo conquistó la fama en la década de 1958. Su versatilidad vocal le permitía abordar diversos géneros, desde boleros hasta rock and roll. Su legado perdura como el de un artista excepcional con una calidad vocal única.
El éxito de Julio Jaramillo y la popularización de Nuestro Juramento llevaron al ecuatoriano a realizar giras y presentaciones en varios países, incluyendo México, Puerto Rico y Venezuela. El escritor ecuatoriano, Eduardo Varas, en un perfil sobre el cantante asegura que “siguiendo la senda de Carlos Gardel, la disputa por su nacionalidad llegó a tener a cinco países como protagonistas: Colombia, Venezuela, México, Argentina y el propio Ecuador”. Varas también ha calificado a Jaramillo como “el Elvis Presley que necesitaba Latinoamérica en plenos años 50″ o “el Frank Sinatra que cantaba en español”.