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La fachada de la Iglesia de la Compañía de Jesús¬ en Quito tiene su propia vida. Un inmenso abreboca visual para contemplar desde adentro el templo barroco más importante de la América en tiempos coloniales.
Los comerciantes ambulantes, las palomas que vuelan aleatoriamente y los turistas que van y vienen han circulado por siglos frente a la majestuosidad de este frente monumental religioso, hecho en pura piedra volcánica.
En esta oportunidad, nos adentramos en la extensa historia que conllevó la construcción de esta inmensa iglesia por más de 160 años; específicamente en su fachada.
Más allá de los esplendores interiores que incluyen las superficies bañadas en pan de oro, las enormes ventanas superiores de la nave central de su estructura, simetrías y columnas principales, su entrada guarda de por sí una historia fascinante.
Alfonso Ortiz, historiador y catedrático, enumeró para Revista Mundo DIners una cronología de hechos que condujeron al montaje, peripecias, modificaciones, abandono y posteriores retoques que se ejecutaron sobre esta invalorable obra.
Víctor Vergara