“¡Qué ricos los jugos”, dijo Darwin Núñez, futbolista de la selección de Uruguay y del Liverpool cuando le consultaron por un buen recuerdo relacionado al fútbol. El delantero despertó risas pero el jugo que funcionaba como premio de los picados en su Artigas quedó grabado en su memoria.
El País viajó a su ciudad natal para conocer la historia del goleador de la selección de Marcelo Bielsa. Darwin es el referente en el ataque uruguayo en esta Copa América 2024 y lo hace en un momento de consolidación de su carrera. Empezó en su ciudad en La Luz, San Miguel y Pirata. Luego jugó en Peñarol, Almería y Benfica.
El delantero, cuando empezó su carrera, en realidad quería ser golero como su padre Bibiano. Luego demostró destreza y pasó a destacarse en cada una de las categorías. Su pase a Peñarol se dio de una forma particular.
“Nico” Gómez, un ojeador del departamento, aprovechó su relación con el “Chueco” Perdomo y lo llevó al aurinegro. Darwin no quedó pero insistió y terminó consolidándose.
En su infancia Darwin dejó como recuerdo su pasión por el fútbol y también sus recurrentes enojos. Su abuelo llegó a apodarlo el toro por la forma en que se enfadaba.
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