Un día, una madre estaba regañando a su hijo porque no quería hacer las tareas de la escuela, el niño estaba muy enojado y le gritó a su madre que era la mamá más mala del mundo, la mujer fingió que no le importaron las palabras de su hijo y se marchó, pero su esposo sabía que le habían dolido, así que le dijo a su hijo:
- ¿Sabes? Yo, al igual que tú, tuve una madre muy mala. Ella me obligaba a comerme todo el desayuno antes de ir a la escuela, mientras que los otros niños hasta iban sin desayunar. Los otros niños podían comer dulces y yo en cambio debía comer comidas nutritivas.
- Mi madre exigía saber siempre donde estábamos y qué hacíamos y quería conocer a todos nuestros amigos.
- Yo debía lavar los platos, tender mi cama y algunas otras tareas del hogar, y debía hacer todas mis tareas de la escuela también. Siempre estaba detrás de mí diciéndome que hacer, como “cepíllate los dientes, báñate, respeta a los mayores, pórtate bien, no digas mentiras”…
- Así transcurrió mi infancia, llegó la adolescencia y con ella mi vida fue más miserable. Si un amigo me venía a buscar en su auto este debía ir hasta la puerta a preguntar por mí, de lo contrario no podía salir. Así pasaron los años y me convertí en un adulto feliz, que ha sabido superar las dificultades de la vida y entablar buenas relaciones ¿y a quien crees que le debo todo eso? A mi madre, porque no le importó que yo pensara que era la peor de las madres, lo único que quería ella era que yo me convirtiera en un buen hombre. ¿No crees que en vez de molestarte con tu madre, deberías agradecerle por ser la mamá más mala del mundo?
Narración: Liliana Gonzalez
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Música:
Kevin MacLeod (incompetech.com)
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