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Esperanza se sentó en un banco en la plaza del hospital y no pudo contener las lágrimas. Era pleno abril, una maravillosa época del año: hojas frescas que apenas comenzaban a brotar, un suave sol, una agradable brisa llena de los olores de la tierra cálida. Esperanza amaba mucho la primavera. En este momento, le encantaría dar un paseo, disfrutar del buen clima, hacer planes para el verano, pero estaba sentada cerca del edificio del hospital y lloraba. Afortunadamente, no había nadie cerca. Así que pudo dejar que sus sentimientos fluyeran.