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La Estrella de la Navidad volaba tranquilamente hacia su destino: el pequeño pueblo de Belén, donde iba a nacer el hijo de Dios.
¡De repente, algo se interpuso en su camino! La Estrella no pudo evitar que aquel pedazo de chatarra espacial golpeara su brillante cola.
La cola se desprendió por efecto del choque y Estrella la vio caer hacia la Tierra.
Pensativa, se dio cuenta de que sin cola no podría seguir.
Miles de kilómetros más abajo, Mateo, - un niño de Las Rozas - miraba la Estrella con su catalejo. Aunque estaba demasiado lejos para ver detalles, Mateo pudo ver una pequeña explosión y cómo casi toda la cola desaparecía de la Estrella.
Pero Mateo se olvidó de la estrella cuando de repente, empezó a nevar, o eso parecía... ¿Qué era? Los pequeños trocitos como de papel de plata que estaban cayendo brillaban más que la nieve.
Mateo salió a la calle y cogió un trocito. Se dio cuenta de que en realidad era un pedacito de estrella. Mateo puso un pedacito junto a otro y sus bordes se fundieron entre sí, y los pedacitos de estrella formaron una pequeña y alargada Estrella de Navidad. Mateo lo entendió: ¡Tenía que reunir los trocitos de estrella y juntarlos como un puzzle, para arreglar la cola de la Estrella de la Navidad!
Rápidamente llamó a Blanca, su hermana mayor, que tenía un montón de grupos de Whatsapp, y que le ayudó a compartir el mensaje. En un par de horas, los niños de las Rozas ya sabían qué hacer con los trocitos de estrella que caían del cielo: llevarlos al campo de fútbol de la Dehesa.
Los niños empezaron a llegar de todas partes trayendo trocitos de estrella. Y en el centro del campo, Mateo los unía como un puzzle, creando una estrella cada vez más grande. Cuando ya era tan grande como el campo de fútbol, el puzzle se convirtió en la cola que se había desprendido de la Estrella.
Y entonces la cola despegó, dejando atrás a los niños que le decían adiós con la mano, directa hacia la Estrella de Navidad, que se colocó su cola, y se dispuso a continuar su viaje.
Pero antes... la Estrella dio una vuelta sobre la ciudad de Las Rozas, y se
detuvo un momento sobre la casa de Mateo, antes de partir hacia Oriente, para cumplir su misión de guiar a los Reyes Magos hasta el Niño Jesús.