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Durante la segunda mesa titulada ‘La transformación social que impulsa el deporte’, Manuel Vélez, socio de Uría Menéndez y especialista en Derecho Público y Medio Ambiente, centrado en sectores regulados, analizó cómo las fusiones y adquisiciones (M&A) están cada vez más interrelacionadas con el mundo del deporte: «Nos encontramos en un mercado donde la pasión y el efecto dinamizador conviven con los negocios y las infraestructuras, presentando características únicas”.
Desde la perspectiva jurídica, Vélez argumentó que es crucial entender que las reglas son fundamentales, pero no deben obstaculizar el juego. «En el entorno deportivo, donde se cruzan aspectos sociales y económicos, el derecho debe funcionar como un facilitador, no como un obstáculo. Esto es vital para la gestión de infraestructuras y para la colaboración público-privada,» afirmó.
Javier Torres, socio de KPMG y Head of Sports de la consultora, ahondó en cómo la implementación del fair play financiero está transformando el sector deportivo. “Este cambio de paradigma está regulando las finanzas de un sector que estaba destinado al éxito, asegurando así su sostenibilidad y evitando posibles fracasos”.
El experto también abordó el tema de la financiación, indicando que la tendencia hacia la colaboración público-privada está abriendo un amplio abanico de posibilidades. “Este sector no solo genera recursos, sino que atrae a muchos inversores, cada uno con su particularidad, pero siempre con un beneficio común: la búsqueda de una situación en la que todos ganan”, añadió.
Levi Pérez Carcedo, catedrático de fundamentos del análisis económico de la Universidad de Oviedo e investigador principal en economía del ocio, la cultura y el deporte, incidió en que “el verdadero valor de estas inversiones debe evaluarse más allá del evento en sí, pues constituyen un legado perdurable que beneficia a la comunidad”.
En este sentido, señaló que el enfoque postevento es insuficiente en muchos estudios, que tienden a concentrarse solo en los aspectos económicos inmediatos. «Es crucial considerar el valor social y la imagen de marca que se crea alrededor del evento. Por ejemplo, Alemania utilizó su candidatura para la Copa del Mundo 2006 como una plataforma para mejorar su imagen global, escalando al primer puesto como marca país en 2007», destacó.