Conocidos por ser la dinastía del mítico emperador Federico Barbarroja, los Hohenstaufen dominaron el Sacro Imperio durante más de 100 años, aproximadamente entre 1150 y 1250. Su historia se basó en hacerle la guerra al Vaticano, que desde la reforma gregoriana del siglo XI, trataba de imponer la autoridad espiritual del Papa sobre los reinos cristianos.
Los Hohenstaufen desafiaron constantemente esa autoridad, pero fue el propio Barbarroja, quien reinó como Federico I, quien terminó cediendo al final de su vida y reconociendo que no podía vencer a Roma. Como muestra de paz, Barbarroja se unió a la Tercera Cruzada para mostrar su lealtad, pero terminó muriendo en el viaje a Tierra Santa tras caerse de su caballo, a sus ya 70 años.
El nieto de Barbarroja, que también se llamaba Federico, volvió a combatir al Papado, pero éste no se arrepintió al final de su vida, por lo que a su muerte, desde Roma ya no hubo perdón. Terminaron excomulgando a toda la familia. El último descendiente Hohenstaufen se llamaba Conradin, y con apenas 16 años, fue decapitado en 1268.
Hoy en Storiopolis nos metemos en la Casa de los Hohenstaufen, su origen en el sur de Alemania, su auge en el Sacro Imperio, y su estrepitosa caída en desgracia frente a la autoridad papal.
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