Las rocas situadas a la intemperie se meteorizan, se rompen, disgregan y alteran. La meteorización puede ser física, química y biológica y pueden producirse simultáneamente.
Las rocas meteorizadas permanecen “in situ” cuando sus fragmentos son eliminados, por acción de la gravedad o de algún agente geológico externo, se produce erosión.
Las diferentes formas de meteorización física o mecánica hacen que se rompan y se disgreguen las rocas, mientras que la meteorización química hace que se alteren los minerales que componen las rocas, por oxidación, hidrólisis, disolución, carbonatación o hidratación. Los organismos meteorizan tanto física como químicamente las rocas.
Al meteorizarse las rocas se forma un regolito, que unido a la materia orgánica, forma el suelo. Cuando por diferentes procesos erosivos, tanto naturales como antrópicos, se elimina el suelo, se desertifica la zona y queda inservible para la agricultura y la ganadería.