En 2005, Gary Coleman redactó un testamento en el que nombraba a su manager y amiga de mucho tiempo, Anna Gray, como la beneficiaria de su herencia. Anna Gray había trabajado con Coleman durante años, y su relación profesional se había transformado en una amistad cercana. En este testamento, Coleman expresó su deseo de que Gray se encargara de sus bienes y propiedades en caso de su muerte, reflejando la confianza que tenía en ella.
Sin embargo, en 2007, Gary Coleman redactó otro documento legal que contradecía su testamento anterior. En este nuevo documento, Coleman dejó toda su herencia a su entonces esposa, Shannon Price. Este testamento, firmado poco después de su matrimonio, parecía reflejar su deseo de cuidar de Price, a pesar de la tumultuosa relación que siguió.
La existencia de estos dos testamentos conflictivos llevó a una batalla legal después de la muerte de Coleman. Shannon Price presentó el testamento de 2007 como evidencia de su derecho a heredar la propiedad de Coleman. Por otro lado, Anna Gray argumentó que el testamento de 2005 era el documento válido, citando su larga relación con Coleman y sugiriendo que él ya no confiaba en Price al momento de su muerte.
La disputa se centró en la autenticidad y la validez de los dos testamentos. Varios factores complicaron el caso:
El testamento de 2007 fue redactado en un momento en que Coleman y Price aún estaban casados, pero la relación entre ellos se había deteriorado significativamente en los años siguientes. Esto llevó a preguntas sobre si Coleman realmente quería que Price fuera su beneficiaria al momento de su muerte.
Hubo especulaciones sobre la capacidad mental de Coleman al firmar el testamento de 2007, y si pudo haber sido coaccionado por Price para cambiar sus disposiciones legales. Algunos amigos y conocidos de Coleman sugirieron que él estaba bajo presión emocional y que su juicio podría haber estado comprometido.
Las diferencias entre los dos testamentos en términos de redacción, testigos y formalidades legales también fueron objeto de escrutinio. Cada parte involucrada en la disputa presentó argumentos y evidencias para apoyar la validez de su respectivo documento.
La disputa legal sobre la herencia de Gary Coleman subrayó las complicaciones que pueden surgir cuando no hay claridad en los deseos finales de una persona. Aunque finalmente se alcanzó un acuerdo, la batalla dejó cicatrices y tensiones persistentes entre los involucrados.
El caso también destacó la importancia de tener documentos legales claros y actualizados, especialmente para personas con relaciones personales y profesionales complejas. La triste saga de los testamentos de Coleman sirvió como una advertencia sobre la necesidad de planificación y comunicación adecuadas para evitar conflictos después de la muerte.
La relación entre Gary Coleman y Shannon Price fue una montaña rusa de emociones y controversias, marcada por numerosos altibajos y episodios de turbulencia. Las circunstancias que rodearon la muerte de Coleman arrojaron una sombra de duda sobre la naturaleza de su relación en sus últimos días, añadiendo otra capa de misterio a su trágico fallecimiento.
Gary Coleman y Shannon Price se conocieron en 2005 y se casaron en 2007, después de un breve noviazgo. Desde el principio, su matrimonio estuvo plagado de problemas. La pareja tuvo múltiples altercados que a menudo se hicieron públicos, incluyendo varios incidentes de violencia doméstica que resultaron en la intervención de la policía. En 2008, apenas un año después de casarse, la pareja se divorció legalmente, aunque continuaron viviendo juntos, lo que añadió confusión sobre la verdadera naturaleza de su relación.
El historial de violencia doméstica entre Coleman y Price fue ampliamente documentado. En uno de los incidentes más conocidos, Shannon Price fue arrestada por presuntamente agredir a Coleman durante una discusión. Estos episodios de violencia y conflicto constante pintaron un cuadro sombrío de su vida en común, sugiriendo que la relación estaba lejos de ser estable y feliz.
Después de la muerte de Coleman, surgieron testimonios de personas cercanas a él que afirmaban que el actor había expresado miedo y desconfianza hacia Shannon Price. Según estos relatos, Coleman había comentado que temía por su seguridad y cuestionaba las verdaderas intenciones de Price. Estas declaraciones alimentaron las sospechas y especulaciones sobre si Price había jugado algún papel en los eventos que llevaron a su muerte.