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“¿Esto es de verdad?”, pregunta una emocionada Natalia de Molina con su Goya ya en la mano por su papel de una madre soltera, Rocío, a punto de ser desahuciada
en Techo y comida (Juan Miguel del Castillo, 2015). La actriz recuerda al resto de nominadas, Penélope Cruz, Inma Cuesta y Juliette Binoche, con una reverencia y reivindica el papel de la mujer en el cine. “Creo que este año hemos ganado todas con los personajes que se han hecho, los que han llegado hasta aquí y los que no. Creo que el cine también gana cuando se le da más espacio a las mujeres”, asegura.
Tampoco se olvida del director de la cinta -“gracias por este regalo, tu eres necesario”-, todo el equipo y la ciudad de Jerez. Pero su madre se lleva la dedicatoria más emotiva: “Gracias porque te debo mi vida, porque para mi tú eres mi Rocío”. Marisa Paredes y Eusebio Poncela son los encargados de entregarle el galardón en la 30 edición de los premios, celebrada el 6 de febrero en el Madrid Marriott Auditorium Hotel.