Gloria a Dios!! 🙌❤️🎉

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Qué hermoso testimonio! Por favor salga a predicar no se lleve su testimonio a la tumba, wuaooo usted puede traer muchas almas de homosexuales y drogadictos a los pies de Cristo..

Gloria a Dios🙌🏼

Amén hermano ❤que el Señor le continué bendiciendo a Él toda la gloria para siempre Amén 🙏

Se te agradece de ❤ y profetizó que Dios te dará más recibe esta palabra. Gloria y Honra sea a Dios.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

@@AlfredoLeyes Amén

Amén Igual ATI y familia

Es verdad pastora cuándo esto pasa y no tienes experiencia ases cosas qué lastiman a lo que quieres pero el señor te rebela lo correcto yo doy gracias adiós por tanta bendición le pido al señor qué nos ayude para salir adelanté. Bendiciónes pastora.

Amen 🥰🕊️🤍🙏🏼🩸lo nesecitaba

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Amén gloria a Dios que Dios nos continúe bendiciendo grandemente a todos amén amén amén amén amén amén

Amén. Lo recibo en el nombre de Jesús

Amén! Dios te bendiga

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

DIOS tiene el control de su vida. Pídale dirección a DIOS y pídale que le de entendimiento para que siempre pueda hacer las cosas conforme a la voluntad de él.

@mariateresabarajas la unica salida y el unico que nos ayuda a salir de toda abversidad tanto económica y emocionalmente es Dios en el encontraras todo lo que quieres pero debes depositar tu plena confianza en el solo en el amèn un abrazo desde Colombia 🇨🇴

Dios es lo primero eso nos lo demuestra día a día no voy a la iglesia pero cada mensaje me ayuda

Amen así es

​@@beatriz4048bendiciones beatriz ,🙏🏽🇨🇴

AMÉN 🙏🏼

Bendiciones 🙏🏼🇨🇴👏👏👏👍

👏👏👏👏👏👏👏

Hola mi amada te deseo muchas bendiciones saludos desde chile

Tus palabras me han servido de mucho, igualmente tengo una propuesta de trabajo no muy aceptable socialmente y ya me estoy sintiendo acorralada en aceptar

Espera en Dios no te desesperes. Se fiel a él mantente firme y él hará en su momento y tiempo. Dios te bendiga

Cómo es Dios de grande, me acaban de avisar que me presenté a trabajar en un lugar que yo pensé que ya no me llamarían 🙏

Por no esperar en el señor, le di cuatro años de mi vida a un hombre mujeriego y haragán y dije conmigo va a cambiar porque soy hermosa😢y yooo trabajando y trabajando y esperando cambios y ahora que me entero, desde hace dos años tenía ya a alguien más, otra cosa cada vez me alejaba de Dios.. Esto me pasó por no esperar en Dios😢estoy pasando mi duelo, pero Dios me sostiene y hoy si esperaré en él 😢🙏

Todavía no lo he hecho y quiero hacerlo.

Hermana el ayuno es usted y Dios nadie debe saberlo menos publicarlo en mateo dice que cuando ayunes lávate la cara para no ser como los ipogritas que les gusta que la gente los admire verlos orando y ayunando

@@Thinker886😊😊😊😊😊😊😊😊

Cuando usted ora lee la palabra y ora por fuerza se puede

Con todo el respeto creo que no entendió lo que ella quizo decir, ella está testificando que Dios la ayudó para poder culminar el ayuno que no creia podría terminar no está publicando ni mucho menos, además no es es pecado que otras personas sepan que estamos en ayuno, dejemos la religiosidad y pidamosle sabiduría y entendimiento a Dios.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Yo tambien ora no mas costantemente 😮

A veces toma tiempo para volver a escuchar su voz porque nos pone en el horno de fuego para probar nuestra fe, se queda callado y deja que nosotros tomemos la elecciones correctas.

Cuantos años tardo José esperando que Dios los sacara de la cárcel y de casa de Potifar? Años y años pero José no dudo de Dios.

Mónica 🙏🏽👏👏👏 BENDICIONES SALUDOS DESDE COLOMBIA 🇨🇴

Yo tengp 48 años y lo que no llego no lo espero jajajajajaja que selo de a otras eso es un palcho que ya no quiero

Muchas veces debemos de ayunar porque tenemos bloqueados el área amorosa

Amén ❤️🙏

Wow, que dios te bendiga, rezare por usted ! Gloria a dios.

Que así sea! Dios con nosotros ♥

Amén

Amen

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Amén

Que Dios le ayude hermana. En su necesidad

Hola mi amada te deseo muchas bendiciones para ti y familia saludos desde chile ❤❤❤

Amen 🙏

Felipenses 4:13❤

Dios te bendiga Quiero realizar esta oración para ti Señor hoy tu hija Emily te busca desde su corazón , Señor escucha su clamor y envía a el consolador el espíritu santo para q guíe su camino hacia ti amen

​@@natugatu6386amen❤

@emilylandazuri2219 cuando reconocemos que hay cosas en nuestras vidas qué no están bien y no nos agradan, es un gran paso para pedirle la ayuda al Señor. El Espíritu Santo redarguye de una manera tan especial; donde nos permite confrontarnos con nuestro obrar, porque tal vez no ha sido el correcto. Acércate a Dios y El se acercará a ti. A un corazón contricto y humillado Dios jamás lo va a despreciar.🙏🏾

@@paolajulianabarretopacheco7930 hola mi amada te deseo muchas bendiciones saludos desde chile

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Dios le bendiga a la pastora por que En esto momento estoy pasando una dificultad y el me ha hablado a través de la pastora que no me desespere y con fie en el Amén

El Señor sana a sus hijos, recíbalo y no se abata …ante todo confíe en Dios, espere en Dios nadie es defraudado por confiar en Él ❤

Crestiane

Amen

Tienpo de tradicion para mi casa

Estamos Unidos en el ayuno. Gracias Padre Amado por permitirnos servirte hoy y por danos las fuerzas para terminar en Victoria. Gracias mi Señor Jesús

No puedes pertenecer a otra iglesia,.PS hay una sóla iglesia y está es el cuerpo de cristo

@@Paola-y2z totalmente de de acuerdo con usted por eso nunca dije que pertenezco a otra iglesia dije que me congrego en otra iglesia, ya que vivo en los EUA y no en República Dominicana. Pero de igual modo veo las transmisiones de la Pastora Yesenia Then y sus clases de discipulado y Dios me habla a través de ella. Bendiciones

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Aleluya Gloria a Dios

Si pero toca amar el cuerpo de Dios nos dio y cuidarlo

Sabes yo te entiendo porque también caí en error pero lo que me esta ayudando es buscar a Dios y leer su palabra . Y si sigo viva es porque el me a perdonado y me esta dando a mi y a ti porque se que esta viva la oportunidad de buscarlo y cambiar . Comienza haciendo una oración sincera y aléjate de todo lo que te haga caer y busca sinceramente de él

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Me siento así en este momento y no sé qué hacer para frenar la ansiedad 😢

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Oramos por ti, que sea Dios todopoderoso quebrantando todo estancamiento en tu vida en el nombre todopoderoso de Jesús

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26 Dios… da vida a los muertos. Romanos 4:17 De todos modos, ¡es demasiado tarde! Leer Marcos 5:21-43 La hija de un líder religioso llamado Jairo se estaba muriendo. Angustiado, el padre rogó a Jesús que fuese a curar a su hija, y Jesús lo acompañó. Pero una gran multitud rodeó y retrasó a Jesús. Una mujer enferma desde hacía doce años necesitaba su ayuda. Mientras Jesús se ocupaba de ella, Jairo recibió un terrible mensaje: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (Marcos 5:35). «Está muerta, es demasiado tarde», así pensaban los conocidos de Jairo. Jesús también escuchó el mensaje. Comprendió la desesperación del padre y le dijo: “No temas, cree solamente”. Entonces Jesús siguió su camino hacia la casa de Jairo y resucitó a la niña. Padres cristianos, cuando un hijo nos preocupa, de una manera u otra, pidamos al Señor por él, como Jairo. A veces el tiempo pasa, el estado del hijo empeora y parece que el Señor no responde. Pensamos que ahora, de todos modos, es demasiado tarde… Nuestro hijo ha ido demasiado lejos, o ha caído demasiado bajo. Nuestro entorno es pesimista. ¿Para qué molestar más al Maestro? ¿Aún puede hacer algo? Si estamos a punto de desesperarnos, leamos lo que Jesús dijo a este padre: “No temas, cree solamente”. Porque para el Hijo de Dios, nunca es demasiado tarde para actuar. Ciertamente, él cura a los enfermos, pero también resucita a los muertos. Hagamos como Abraham, el padre de los creyentes: “Creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Levítico 9 - Romanos 6 - Salmo 65:1-4 - Proverbios 16:9-10   Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Romanos 8:9 Ser victoriosos sobre la carne (1) ¡Oh, qué maravillosas son las profundidades y alturas de la gracia divina! Conocimos sus profundidades cuando nos abrazó estando en nuestros delitos y pecados, expuestos a la ira de Dios; sus alturas las alcanzamos cuando nos llevó a Dios en Cristo para bendición eterna. La Escritura nos enseña claramente la realidad de esta transición: ya no estamos en Adán, sino en Cristo; ya no estamos en la carne, no somos del mundo y no estamos bajo la Ley, sino que somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Sin embargo, hay una gran pregunta que debemos formularnos: ¿Hasta qué punto hemos recibido estas verdades en nuestros corazones? ¿Hasta qué punto hemos unido nuestra fe a la verdad de Dios acerca del poder de la obra de Cristo? Si no hemos recibido esta verdad, entonces intentaremos acercarnos a Dios con nuestros propios esfuerzos, pero siempre terminaremos decepcionados. Pero lo único que tenemos que hacer es darnos cuenta, con la sencillez de la fe, que Dios nos acepta por la obra de Cristo y que podemos acercarnos a él. Los que por fe se aferran a estas verdades puedan regocijarse y descansar en la presencia del Padre. Pero, aunque el creyente no está en la carne, descubre con dolor que la carne está en él. A través de la humillación, aprende a decir: “Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Ro. 7:18). Todo creyente que se encuentra creciendo espiritualmente se enfrenta al mismo gran problema: posee una naturaleza pecaminosa (el orgullo, la voluntad propia y el deseo carnal), la cual está siempre dentro de él. Ni el tiempo ni las circunstancias pueden mejorar esta naturaleza: es irremediablemente malvada. Cuanto más tiempo nos ocupemos en esta vida que hemos heredado de Adán, más débiles seremos para resistirla, porque ocupa nuestros pensamientos, tomando el lugar del Señor Jesús, quien es el único que puede darnos la victoria. H. H. Snell

Persevera todas las cosas nos ayuda a bien esto es a lo que conforme a su propósito son llamados!❤