Cada estación del año tiene sus flores particulares y en Japón a comienzos de mayo vemos florecer la glicinia. En esa temporada muchas personas viajan a ver excelentes ejemplares de glicinas, unas parras extensas que al ser colocadas sobre un entramado forman magníficas cascadas. Visitamos la glicinia más famosa de Japón, un árbol gigantesco que fue transplantado hace veinte años de su ubicación anterior para permitir su crecimiento continuo. Se creía que era muy grande y muy viejo para transplantarlo hasta que una podadora de árboles descubrió una forma de mover con seguridad el enorme tronco. La seguimos para mostrar su trabajo de rescate de árboles y nos asomamos a las tradiciones japonesas de respeto al mundo natural.