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Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el acuerdo entre el PSOE y PP para la renovación del Consejo General del Poder Judicial después de cinco años de bloqueo y acabando con una situación "anómala e insostenible".
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Enhorabuena a los agraciados. Que no son los veinte nuevos vocales del Consejo General del Poder Judicial. O no sólo. Lo son también los vocales que por fin dejarán de serlo, la mayoría de los cuales lleva años queriendo ser relevados para poder dedicarse a otras cosas. Y lo son los jueces que aspiran a ocupar puestos vacantes en los Tribunales Superiores, Audiencias Provinciales, Tribunal Supremo, y que han visto frustradas sus aspiraciones desde hace tres años porque el Consejo (sin renovar) tenía prohibido hacer nombramientos.
Se acaba con una situación anómala e insostenible
Como se ha sugerido repetidamente en este programa desde el 10 de junio, día siguiente a las elecciones europeas y comienzo de un periodo inusual en el que no hay elecciones de ningún tipo a la vista, el gobierno y el PP alcanzaron esta vez lo que durante cinco años y medio no fueron capaces: el pacto para sentar veinte personas nuevas en el órgano de gobierno de los jueces y para establecer una frontera más clara y menos permeable entre la actividad política (qué te digo yo, ser ministro) y la actividad judicial o fiscal (qué te digo yo, ser fiscal general del Estado habiendo sido ministra o volver al juzgado después de haber formado parte del Consejo de Ministros, a Margarita Robles y a Grande Marlaska se les supone informados ya del nuevo periodo de luto que habrán de guardar el día que dejen de ser ministros, si es que para entonces aún recuerdan que alguna vez fueron jueces).
Lo relevante, o lo más relevante, del acuerdo firmado ayer fuera de España entre el gobierno y el PP es que acaba con una situación anómala y, a estas alturas ya, insostenible. Fin de la precariedad y regreso a un Consejo General del Poder Judicial en plenitud de funciones y con el requisito de los tres quintos para tomar sus decisiones, nombramientos incluidos. Son veinte los vocales y habrán de coincidir en su voto al menos trece.
Lo relevante es que termina el estropicio, que dijo Lesmes, y que los dos grupos políticos con mayor peso en el Parlamento se comprometen a legislar cambios que aumenten las garantías de no interferencia política en el gobierno de los jueces.
Sánchez cuestionó la autonomía de Feijóo
Hace una semana, con la negociación ya a punto de caramelo, Sánchez se permitió cuestionar la autonomía de Feijóo para firmar la renovación del Consejo. Sostenían los portavoces gubernativos que Ayuso se lo comería vivo si pactaba con Sánchez, que Aznar lo reprobaría en público, que Abascal lo tacharía de traidor. Sólo acertaron en esto último. Ayuso celebró ayer el acuerdo como una victoria de Feijóo y Aznar se pronunciará en breve a través de Faes en una línea parecida.
Feijoo acierta con el pacto
· Primero, porque hace posible que el Congreso y el Senado cumplan con su obligación constitucional de renovar el C-G-P-J. Y cumple, así él, la suya.
· Segundo, porque se sacude la losa que lleva arrastrando desde que llegó a Madrid -el estribillo, sólido, del gobierno imputándole bloqueo y dejación de funciones-.
· Tercero, porque obtiene el compromiso de que la ley impedirá que se repita una puerta giratoria tan sonada como la de Dolores Delgado -del ministerio a la fiscalía general sin anestesi-, o que Marlaska y Robles hayan de guardar dos años de luto antes de volver a ejercer como jueces. Queda raro, eso sí, predicar la despolitización mientras colocas en el Tribunal Constitucional al vocal más politizado de todos, que es Macías.
· Cuarto, porque el pacto de ayer es un canto al bipartidismo por el que suspira Feijóo y una frustración para Vox, Sumar y los independentismos; por más que Yolanda Díaz presuma de haber colocado afines en la lista de los nuevos lo cierto es que no ha tenido papel alguno en este acuerdo (no ha sido el bloque progresista quien ha negociado con el PP, ha sido Bolaños él solo). Hace tres días aún decía Díaz que no veía un solo indicio de que el PP fuera a pactar, que dios le conserve la vista.
· Y quinto, porque se reafirma como dirigente con criterio propio frente a aquellos que dentro y fuera de Ferraz le instaban a no ceder nunca en nada so pena de ser tachado de pardillo en manos del maquiavélico Sánchez. Si enfrente tienes a un presidente dispuesto a exprimir la ingeniería legislativa para tener un C-G-P-J con dieciséis afines de veinte y reservar todas las plazas del Supremo a jueces que hayan acreditado que son de la cuerda, conseguir un diez para ti, diez para mí con obligación de que las decisiones incluyan siempre a vocales de los dos sectores no parece un mal negocio. Enhorabuena a los agraciados.