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La mantilla es una prenda tradicional española, que tiene una especial raigambre en Andalucía. Es una variante del velo que desde antiguo usaban las mujeres para acudir a las celebraciones religiosas, pero su uso se ha ido extendiendo hasta convertirla en una prenda única que, a pesar del paso del tiempo y de las modas, sigue adornando a la mujer andaluza en las grandes ocasiones. La mantilla adquiere su mayor significado durante las fiestas de Semana Santa, siendo también una pieza imprescindible de las grandes tardes de toros.
EL USO DE LA MANTILLA Y DE LA PEINETA EN LA SEMANA SANTA
En el siglo XX en Andalucía, y en concreto en Sevilla, la mantilla usada como prenda cotidiana para pasear por las tardes se fue desarraigando de las costumbres femeninas. Únicamente en el primer tercio del siglo las mujeres utilizaban para ir a misa pequeñas mantillas, conocidas por toquitas y de media luna. De esta manera, el uso de la mantilla fue quedando relegado a ciertas conmemoraciones y actos, y muy especialmente para la Semana Santa.
En Semana Santa era tradicional que las damas se vistieran de negro luciendo sus mejores galas: en la cabeza peineta de carey sobre la cual se ponían la mantilla negra de encaje, que se lucían acompañando a las procesiones y visitando las iglesias de la ciudad, especialmente el Jueves y Viernes Santo. Hasta mediados de siglo esta tradición se mantuvo fielmente de madres a hijas; en algunas casas sevillanas de un cierto rango social se vestían todas las mujeres de la familia, e incluso tenían siempre en reserva una mantilla por si llegaban invitadas de fuera de la ciudad. Hubo unas décadas en las que esta costumbre pareció decaer, pero actualmente la tradición de vestirse de mantilla en Semana Santa vuelve a tomar auge.
TIPOS DE MANTILLAS
El encaje, por su belleza, arraigó pronto en los gustos y modas del siglo XVI, tanto en las masculinas como en las femeninas. Posteriormente, la mujer pasó a ser su principal consumidora, usándolos tanto para ropa de casa, ropa interior, vestimenta y accesorios. Una de las principales aplicaciones del encaje fue la mantilla. De los numerosos tipos de encajes, los más genuinos para las mantillas son los de bolillos, y entre ellos los de Blonda y de Chantilly.
El encaje de Blonda se elabora con dos tipos de seda (retorcida y mate para hacer el tul del fondo y brillante y lasa para los dibujos), y se caracteriza por los motivos grandes de tipo floral, especialmente por los bordes con amplias ondas, llamadas puntas de castañuela. Dados sus magníficos contrastes y el peso del mismo, resulta una gran elegancia, adaptándose tanto a la mantilla blanca como a la negra.
El encaje de Chantilly se llama así porque el origen de su fabricación fue en esta pequeña ciudad francesa. Sus diseños son de carácter vegetal, y presentan abundancia de hojas, flores, escudetes y guirnalda. El Chantilly es un encaje más etéreo que la Blonda, y se considera más elegante para la mantilla negra.
Un tercer tipo de mantillas es el de las bordadas en tul. Aunque vulgarmente a estas mantillas se las califica como de encaje, hay que aclarar que únicamente su fondo de tul se incluiría dentro del encaje, pero no así su ornamentación, ya que los motivos se van bordando a mano imitando los motivos decorativos del Chantilly y la Blonda.
COMO USAR LA MANTILLA
La mantilla española es una prenda de vestir que ha pasado por muchos estadios, es decir, se ha llevado más o menos según las épocas (para saber más consultar el monográfico sobre la mantilla).
Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la mantilla es: Prenda de seda, blonda, lana u otro tejido, adornado a veces con tul o encaje, que usan las mujeres para cubrirse la cabeza y los hombros en fiestas o actos solemnes.
La mantilla es una prenda que se luce en muchos tipos de actos. La podemos ver en bodas, celebraciones taurinas, procesiones de Semana Santa, entierros y funerales, etc. Por lo tanto podemos decir que es una prenda todo terreno.