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La relación entre estrés y enfermedad es admitida por todos los expertos en salud de seres vivos en cautividad. Podemos definir el estrés como el estado producido por cambios en el medio que fuerzan la adaptación de un organismo por encima de sus límites naturales de variación. En la actualidad esta definición se considera de aplicación tanto en animales como en plantas.
Los procesos de estrés en vegetales existen y tienen la misma importancia en su desarrollo vital que en animales. Así, en cultivos de plantas se habla por ejemplo de estrés hídrico. Hasta no hace mucho, no todo el mundo tenía tan clara la importancia del estrés de las plantas, en este caso de acuario. Actualmente el estudio de los mecanismos de inducción y de respuesta a fenómenos de estrés en plantas es un campo de investigación en auge.
Condiciones de la instalación
Las condiciones de nuestra instalación no van a ser nunca las mismas en las que se han desarrollado las plantas de acuario en el invernadero. Tampoco el agua del comercio, ya sea mayorista o minorista, en el que está la planta tiene los mismos valores concretos de pH, dureza, temperatura y otros parámetros fisicoquímicos que la del acuario del aficionado. En principio estos valores y condiciones no tienen porqué ser mejores ni peores en ninguno de los sitios, pero seguro que son diferentes.
Y las diferencias pueden ser importantes, y no solamente las que podríamos imaginar por variación en parámetros físicoquímicos del agua e iluminación. Por ejemplo, en muchas ocasiones, y a pesar de ser plantas acuáticas, en las instalaciones industriales no se crían totalmente sumergidas, sino en soluciones nutritivas con unas condiciones de altísima humedad. La adaptación de nuevo a crecer en un ambiente sumergido puede requerir más o menos tiempo, pero seguro que implica un gran esfuerzo por parte de la planta. El sustrato es otro ejemplo de gran cambio en condiciones de mantenimiento entre invernadero y acuario. La diferencia es máxima entre el simple y pobre suelo de arena de sílice y los sustratos enriquecidos, con un elevado contenido en nitrato y fosfato, con que cuentan los invernaderos.
Por tanto, el periodo de aclimatación a una nueva instalación es uno de los más estresantes y críticos en la vida de un organismo en acuario, ya sean plantas o peces.
En el caso de estos últimos, prácticamente todo el mundo tiene claro que una mala aclimatación puede producir daños de importancia e incluso la muerte. En plantas por lo general no se hace esta correlación tan directa. Si bien es cierto que soportan mucho mejor los cambios de condiciones a corto plazo que los peces, no es menos cierto que a medio y largo plazo muchas acaban sufriendo lo que se denomina can sancio vegetativo, es decir, una parada más o menos prolongada en su crecimiento, que incluso puede acabar igualmente en muerte. En realidad la replantación, o plantación definitiva, de las plantas de acuario en su ubicación definitiva es un proceso muy estresante y de gran importancia para lograr un desarrollo posterior adecuado. Algunos expertos denominan a este proceso el trauma de la replantación.