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Es un rito bastante tradicional en mi amado poblado El Guamo, Tolima, el cual desde hace muchos, pero muchos años se viene celebrado cada Semana Santa (yo diría desde comienzos del Siglo XX).
Se trata de la corta Procesión que se hace en el atrio de la pomposa Iglesia Santa Ana, apenas el reloj marca las 12:00 de la media noche en el Domingo de Resurrección, mientras se celebra la conocida Misa de Gallo, a la cual asisten muchos parroquianos, quienes precisamente en ese justo momento entonan el Aleluya Pascual dentro del templo.
El Resucitado sale triunfante con su mano derecha en alto, posado en una anda de madera descapotada que corriendo llevan sobre sus hombros los cargueros, quienes esa noche van vestidos con túnicas blancas y capuchas rojas, como evidenciando esa victoria que Cristo ha dado sobre la muerte. Mientras de una manera alborozada se escucha en el ambiente de todo el calentano municipio y emanado de una de las dos gigantescas torres el alegre tañer de las campanas, las cuales anuncian este gran hecho para la humanidad. Por eso en el cielo explotan los pitos, cuetes, torpedos y voladores de pólvora, enviados desde el suelo del parque principal en señal de júbilo.
Y tal como ocurrió ese domingo en las Sagradas Escrituras en el momento de acudir las mujeres a visitar el Santo Sepulcro, Jesús se encuentra con las tres Marías: Magdalena, la de Cleofás y su Madre Santísima, lo mismo que con Juan, su discípulo amado, todos ellos representados en esos pasos ceremoniales, que incluyen las respectivas figuras de yeso de aquellos personajes litúrgicos y transportados también sobre andas, que afanosamente buscan al Resucitado. La primera, a la que el Nazareno le perdonó todos sus pecados y ésta le enjugó sus pies con sus cabellos, le hace una venia, como reverenciando ese inmenso amor que él tuvo por ella.
Luego todos estos pasos en Procesión entran al templo por el pasillo central, encabezados lógicamente por Jesús, y seguido por las tres Marías y Juan, en medio de los nutridos aplausos de la gente, quienes al mismo tiempo se echan la bendición al verlos pasar frente a ellos, mientras las notas del Himno Nacional de Colombia comienzan a entonarse por la banda de músicos del pueblo como un verdadero cántico triunfal, que retumba en las instalaciones del recinto religioso.
Es algo que recuerdo perfectamente en mi pensamiento, pues estas bellas escenas que se rememoraron en la Grandiosa Vigilia Pascual de este 2024 en mi terruño querido o bien llamada 'Patria Chica', muchas veces las viví en carne propia junto con mis padres Guillermo Escobar y Bertha Devia de Escobar (ambos hoy en el Cielo), quienes de niño e incluso de joven, siempre me llevaban a vivir esta grandiosa celebración para el Mundo Católico: la Misa de Gallo que conmemora que Jesucristo verdaderamente ha Resucitado. Aleluya, aleluya, aleluya...🙏🙏🙏
Fuente: El video de la Procesión de Resurrección en el Guamo, Tolima, es autoría de Milena Parra Gutiérrez.