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A veces nos vemos mejor en el espejo, otras veces nos gustamos más en las fotos. ¡Intentemos resolverlo juntos!
Puede que no te hayas dado cuenta, pero hay un aspecto psicológico que juega un papel importante en cómo percibes tu apariencia, ya sea en una foto o en el espejo. Tendemos a mirarnos el espejo más cuando estamos en casa, en un ambiente donde nos sentimos más libres y más relajados. Para las fotografías, por lo general terminamos en el marco mientras estamos en terreno ajeno, lo que significa que puedes verte más tenso y poco preparado.
Otro aspecto importante es el ángulo. Verás, ninguna persona tiene el rostro estrictamente simétrico. Simplemente trata de encontrar tus ángulos perfectos y trabajarlos cada vez que te tomen una fotografía.
El balance de blancos también influye en nuestra apariencia en las imágenes. Cada tipo de iluminación tiene su propia temperatura, pero cuando te miras en el espejo, no registramos esta diversidad de temperaturas en lo absoluto, porque así es como funciona el cerebro. Una fotografía, sin embargo, captura la iluminación como realmente es con todas las compensaciones y variaciones en temperatura.
Casi siempre que nos miramos en el espejo, nos enfocamos en alguna parte particular de nuestro reflejo y no analizamos cómo nuestros labios, nariz, cejas u hombros funcionan en conjunto para formar nuestra apariencia. Pero cuando miramos una fotografía, percibimos todo a la vez y observamos cosas que antes parecían insignificantes.
En un reflejo, siempre vemos una versión invertida de nosotros mismos, y que, en última instancia, da forma a nuestra percepción de cómo lucimos.
Pero incluso si no eres la persona más fotogénica en cámara, ¡no te preocupes! Tómate tu tiempo para conocerte a ti mismo y tu apariencia, y siempre te verás lo mejor posible en cada toma.
Música: Amazement
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Marcas de tiempo:
El aspecto psicológico 0:30
El ángulo 1:34
El balance de blancos 2:40
Enfocarte en ciertos aspectos de tu apariencia 3:33
Reflejo 4:26
Conclusión 4:50
Resumen:
- Tendemos a mirarnos más en el espejo cuando estamos en casa, en un ambiente donde nos sentimos más libres y más relajados. Para las fotos, intentamos lucir bien y queremos sacar una foto perfecta para compartirla en las redes sociales.
- Todas las mañanas, mientras te miras en el espejo, te paras en el mismo lugar, observándote desde una perspectiva familiar. Pero cuando se trata de las fotografías, no siempre recibes una advertencia sobre cómo, cuándo y en qué dirección será tomada la imagen.
- Tu cerebro simplemente equilibra automáticamente todas las diferencias sutiles en ti, mostrándote la complexión que estamos acostumbrados a ver. La cámara, a diferencia del cerebro, no intenta ayudarnos con esto. Nos hace ver nuestros rasgos de forma más objetiva.
- Casi todo el tiempo que te miras en el espejo, te enfocas en algunas partes en particular de tu reflejo y no ves la imagen general. Pero cuando miras una foto, percibes todo de una vez y notas detalles que antes te parecían insignificantes.
- En el reflejo, siempre vemos una versión invertida de nosotros mismos, y que, en última instancia, da forma a nuestra percepción de cómo lucimos. Las fotos, por otro lado, nos retratan de la manera en que nos ven todos los demás.
- Solo las fotos pueden darnos una imagen más precisa de nosotros mismos. No temas tomarte más fotos para ver qué ángulo y postura te favorecen más y cuál de tus rasgos deberías resaltar.
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