Рет қаралды 24,180
Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de la Trinidad Coronada y del glorioso Apóstol Santiago
Imágenes titulares:
La talla de Jesús Cautivo, fue realizada en 1938, por José Martín Simón, al precio de 2000 pesetas. En 1981, fue restaurado por Agustín Clavijo y en 1991 fue llevado a la facultad de Bellas Artes de Madrid, para un proceso de consolidación de ensables y por María Teresa Real Palma en 2001.
La Virgen de la Trinidad, es obra de Francisco Buiza en el año 1963, adquirida por la Hermandad en 1967 y bendecida un año más tarde.
Vestidor de la Dolorosa: Joaquín Salcedo Canca.
Hábito:
Túnicas y antifaces de color blanco, con cíngulo dorado para el Cristo; túnicas y antifaces de color malva para la Virgen.
Sede canónica:
Iglesia de San Pablo Apóstol ( Salida de Casa Hermandad en C/ Barrera de la Trinidad)
Iconografía:
Jesús Preso en el primer trono y Dolorosa Bajo Palio en el segundo.
Página Web:
www.cautivotrinidad.com
Túnica blanca
Todos hablaban de un hombre, que viste túnica blanca
Devuelve vista a los ciegos y camina sobre el agua
Cautiva los corazones tan solo con su mirada
Y lleva a cientos de almas pendientes de su palabra
Todos buscaban al hombre, que viste túnica blanca
Ya florecen los jazmines y las flores tienen sabia
La rosa da su perfume y el pez se vistió de plata
Ya tiene el amor matices y el dolor batió sus alas
Y la vida es suave murmullo y la muerte grata esperanza
Que todo lo trajo el hombre que viste túnica blanca
Se secaron los jazmines cerro la rosa fragancia
Y en el huerto hay un olivo regado con sangre santa
La calle de la amargura es hervidero de almas
Y una mujer va buscando al hijo de sus entrañas
Ya lo contemplan sus ojos, ya vio su túnica blanca
El sol se cubrió de sangre, las golondrinas lloraban
En el pecho de una madre siete puñales se clavan
En la cima del calvario tres mujeres sollozaban
Se rasgo el velo del templo y la tierra entera temblaba
En la cruz ha muerto el hombre que vistió túnica blanca
Han pasado varios siglos, varios siglos de esperanza
Pero hoy lo han visto mis ojos con su faz divina y pálida
Ha salido de su templo en noche tibia y callada
Seguido de penitentes que con amor le acompañan
Marchan tras el en silencio, llevan dolor en sus almas
En su corazón la pena y en sus labios la plegaria
Es nuestro padre cautivo, el de la mirada santa
El que dio vista a los ciegos, el que anduvo sobre el agua
Es nuestro Jesús cautivo el de la túnica blanca
El aire mueve sus pliegues y en sus pies palomas blancas
depositan un beso, el que sus hijos le mandan
Que humildad en su semblante que palidez en su cara
Que majestad en su porte, que dulzura en su mirada
Mi alma rompe en sollozos y volando hasta sus plantas
Queda cautiva en sus pliegues, de aquella túnica blanca.
Luís Maria Tabernillas.