"Miedo se le tiene a los vivos, a los muertos no. Es un trabajo normal", dice Jorge Velazco, que tiene 59 años y es uno de los 2 hombres a cargo del crematorio del cementerio municipal de #BahíaBlanca. ⚰️
👉🏻 "Es un trabajo más como cualquier otro, aunque no parezca", insiste Claudio García, su compañero de 45 años.
🪦 Entraron al cementerio en 2007 para hacer tareas de mantenimiento. Luego ascendieron a sepultureros y finalmente terminaron en el crematorio, el trabajo mejor pago según dicen ellos mismos.
Los 2 articulan en equipo con Norma Raboy, que es administrativa y se encarga de contener a las familias, además de entregar las cenizas luego del proceso. ⚱️
😶 Dicen que se ponen una coraza cuando traspasan el portón. Y tratan de hacerlo tanto al entrar como al salir.
Claudio recuerda que una de las tareas más difíciles fue darle entierro a una nenita que se llamaba Micaela. Es que justo él tenía en ese momento a su beba recién nacida en Neonatología. Y tenían el mismo nombre. 😥
😱 En el cementerio se hacen hasta 6 cremaciones por día. Técnicamente con el cuerpo solo tienen contacto visual ya que ponen la tapa a un costado dentro del crematorio.
Los cajones tienen una caja metálica que es lo único que no se quema.
🔥 Los hornos alcanzan los 800 grados y el proceso para un cuerpo de 80 kilos lleva alrededor de una hora y media.
Los trabajadores le contaron a @rodrigo_nistal que hoy en día muchas personas prefieren cremar en lugar de pagar la tasa municipal para permanecer en el predio del cementerio.
Tras la cremación, a las familias se les entrega una caja con las cenizas, en una bolsa etiquetada con el nombre de la persona, el Cristo y la placa que tenía el ataúd.
A los 2 les tocó cremar a conocidos, incluso hasta a un jefe. 👀
"A mi hija le cuesta decir 'Mi papá es cremador' o 'Mi papá trabaja en el cementerio'. Por lo genera dicen 'Trabaja en la Municipalidad'", reconoce Claudio.
¿Serías cremador o cremadora?🤔