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Conferencia realizada por Julio Soto en Taller Ikarus
Inspirado al ver el estampado de un polo en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, surgió la pregunta de cómo poder replicar aquello para él, su familia y sus amigos.
Por este motivo, Julio Soto decidió ingresar al mundo de las artes gráficas, una actividad en el que lleva 20 años de esfuerzo, sacrificio y muchas victorias.
“Yo estudiaba prensa offset en la Escuela Nacional de Artes Gráficas e ingrese al campo de la serigrafía por las ganas de aprender, de hacer un estampado en un polo. De esa manera, me inscribí en un curso que duró seis meses y así empezó todo”, comenta Soto.
Luego de su incursión en las artes gráficas, su tío, quien hasta ahora sigue trabajando en la imprenta, le aconsejó trabajar en su taller mientras seguía estudiando.
“Trabajamos con mucho vinil y luego de un año me independicé con mi local propio en un stand en una galería ubicada en los cruces de los jirones Azángaro y Puno. En aquel entonces participaba en campañas de almanaques”, asegura.
Inicios de un serigrafista
Al comienzo, los trabajos de Julio Soto se dirigieron al ámbito comercial y no al artístico, ya que elaboraba stickers, almanaques, acrílicos y todos los requerimientos de sus clientes.
“Cuando me iniciaba en la serigrafía estaba el boom del vinil, un material de moda que entró con fuerza en el mercado y que motivaron la venta de numerosos artículos de merchandising generados por las marcas, una de ellas fue mi cliente Braedt”, señala.
Con el paso de los años, Soto se dio cuenta de que su labor también estaba vinculada al arte, donde se busca la mayor pulcritud posible, un diseño que además comunique y que sea lo más fiel a lo que el cliente desee.
El rey de la serigrafía
Una vez descubierto esa conexión con el arte, el primer emprendimiento artístico de Julio Soto llegó a través de Cherman Kino, reconocido artista gráfico en el arte pop, quien le solicitó un pedido serigráfico.
“La serigrafía artística es color, comunicación, emoción y todo se orienta hacia la búsqueda de transmitir una idea, y que muchas veces sirve para producir una obra de diseño y también en pintura en 25, 50 o 100 copias. Tienen el valor de obras porque van firmadas, selladas con la rúbrica del diseñador y el serigrafista. Son dos búsquedas diferentes, pero con la misma técnica”, añade.
Según Soto, muchas veces, como taller de impresión o productor gráfico, los diseños están planteados por las marcas que tienen una cantidad determinada, y que trabajan con agencias de diseño y que terminan el proceso antes de ingresar al área de impresión.
“Yo intervengo en la preprensa del diseño que incluye los tratamientos adecuados, manejar la separación del color, la sobreimpresión en negro, etc.”, manifiesta.
Calidad reconocida
El diseño, el tiempo y la tarifa tendrá una variante por la complejidad que tenga cada trabajo. Incluso hay que tener en cuenta si hay que crear el diseño desde cero, si hay que reinventarlo o darle algunos cambios. “Es toda una inversión, a la vez, por los insumos y los materiales que se utilizan”, indica Julio Soto.
Sostiene que en la serigrafía comercial se tiene que seguir un patrón, un estándar en cuanto al precio establecido por el mercado. “La industria serigráfica peruana en calidad es muy buena porque exporta a gran parte de Latinoamérica”, advierte.
Minimalista por dentro y por fuera
Si hay que definir el estilo que define el arte de Julio Soto con una palabra, esa sería “minimalista”.
“A mí me gusta el minimalismo. Valoro el color, pero mí propuesta gráfica ha sido más minimalista. Me gusta el mensaje directo a partir de colores grises y difuminados. No dejo de plantearme la idea de trabajar con otros colores”, precisa.
El trabajo de esta artista se diferencia del estándar, rompe los esquemas y genera que los clientes queden satisfechos. La idea es siempre transmitir emociones, como dice Soto: “Yo hago serigrafía, y genero alegrías y emociones”.
Fuente: Perú Gráfico News
Jair Ancajima Montalban
Lima, Perú
6 de agosto de 2019
Edición 30
Taller Ikarus es una escuela de serigrafía textil y además produce sus propias marcas de camisetas: Ikarus & Patria.
Nuestro emprendimiento lleva ya 12 años en el mercado textil y actualmente brindamos cursos en diferentes ciudades del Perú: Lima, Trujillo, Cusco, Arequipa, Tumbes, Chiclayo, Piura.
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