Рет қаралды 17,110
Rupert explica la incoherencia de adoptar, por parte del yo separado, una nueva creencia: “no hay nadie aquí, no hay nada que hacer”, cuando en realidad el yo separado por definición cree ser alguien y siempre está haciendo: pensando, sintiendo, actuando y relacionándose en nombre de lo que cree ser.
Hasta que nuestro sufrimiento no haya cesado no podemos decir legítimamente: “no hay nada que hacer”.