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La sialorrea, también llamada hipersalivación o ptialismo, es una condición médica caracterizada por el babeo o la producción excesiva de saliva, que se produce en las tres principales glándulas salivales de la boca, la glándula parótida, la glándula submandibular, y la glándula sublingual.
La sialorrea puede deberse a una producción excesiva de salida, problemas para mantener la saliva en la boca o por problemas con la deglución.
Las causas de la producción excesiva de saliva son variadas e incluyen la rabia, la enfermedad por reflujo gastroeosfágico, el embarazo, la pancreatitis, una enfermedad del hígado, el síndrome de la serotonina o la presencia de úlceras o de infecciones en la boca. Algunos medicamentos que se utilizan para tratar el Alzheimer u otros trastornos relacionados también causan sialorrea.
Asimismo, las personas que usan dentaduras pueden experimentar una producción excesiva de saliva.
Por otro lado, las factores que pueden producir incapacidad para retener la saliva dentro de la boca o problemas con la deglución incluyen la amigdalitis, problemas con la mandíbula como una fractura o una dislocación, la radioterapia y ciertos trastornos neurológicos tales como la miastenia gravis, la enfermedad de Parkinson, la atrofia multisistémica, la parálisis bulbar progresiva, la parálisis del nervio facial y la parálisis del nervio hipogloso.
Tenga en cuenta que el babeo en los bebés y niños sanos puede no suponer ningún problema y suele ser habitual, debido a un control muscular aún inmaduro o al proceso de dentición.
La sialorrea puede conducir a problemas de higiene, deshidratación, ahogamiento y problemas de la piel alrededor de la boca. En los pacientes con algunos trastornos neurológicos, el babeo a veces puede entorpecer de manera significativa la capacidad para participar con éxito en la terapia del habla. Asimismo, el babeo puede ocasionar frustación y aislamiento social.
El tratamiento de la sialorrea depende de la causa subyacente, que será la primera cuestión a solucionar. Si el babeo es un efecto secundario de un fármaco, se intentará sustituir por otro. Si la causa está asociada a trastornos neurológicos o de retraso en el desarrollo, el tratamiento incluirá terapia ocupacional y medicamentos. Un terapeuta ocupacional puede enseñar estrategias para controlar la saliva, como la postura de la cabeza, usar los músculos faciales y lograr una deglución más frecuente.
Los medicamentos usados con más frecuencia son el sulfato de atropina, los antidepresivos tricíclicos o los parches de escopolamina. Si estos son ineficaces se puede usar glicopirrolato, aunque este último puede tener algunos efectos secundarios tales como estreñimiento, dificultad para orinar, producción de tapones de moco o un empeoramiento de un glaucoma ya existente.
En casos extremos, en los que el babeo resulta un problema crónico, el médico puede recomendar inyecciones locales de toxina botulínica tipo A, radiación a las glándulas salivales e intervenciones quirúrgicas.
Hay ciertas formas de atender el exceso de saliva. Para capturar la saliva, doble una toalla de tela o un paño, debajo del labio inferior y sujételo con una banda elástica detrás de la cabeza.
Inserte una gasa entre la encía y la mejilla.
Para los pacientes con movilidad, puede ser útil usar bandas de sudoración en las muñecas para limpiar la boca con frecuencia.
También es recomendable cubrir la barbilla con una tira de tela absorbente.
Si no fuera suficiente puede usar una máquina de aspiración portátil similar a las usadas por los dentistas.
Para atrapar la saliva por la noche es aconsejable revestir las almohadas de la cama con una almohadilla resistente al agua y una toalla doblada.
Además de las medidas para controlar el exceso de saliva, puede probar con los siguientes remedios para reducir su producción de forma natural.
Haga gárgaras con agua tibia y sal antes de acostarse
Reduzca o elimine los productos lácteos y el azúcar de la dieta, y beba té caliente.