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Para correr una maratón, hay que prepararse durante meses. La vida de un rumiante es una prueba de resistencia a la intemperie, a alimentos no tan nobles, a lo infeccioso y lo parasitario, a la adaptabilidad al terreno y finalmente, a la capacidad de obtener un saldo de minerales favorable luego de toda esa patriada.
Siendo un transportador de microbiología, el rumiante doméstico necesita acceder a lo que le falta.
En esta ocasión, muestro como se puede elaborar una sal mineral con lo que hay a mano, y agregarle lo que hace falta, según la demanda específica de la zona y manejo. Al comienzo de todo sistema racional de utilización de pasturas, hay un balance mineral deficitario que podemos ayudar a minimizar. Yo no uso sales minerales compradas, pues medí su impacto sobre mi producción y este fue nulo. Muy seguramente, la sal mineral es elaborada con elementos que mis vacas no necesitan, y que, por lo tanto, poco impactarán.
Otro detalle muy importante es reconocerle al cloro y al sodio su importancia, pues en la mayoría de los 55 tratados sobre minerales que he leído (recomiendo muy especialmente el Boletín de divulgación 96 de INIA en donde Oscar Pittaluga hace brillante recopilación de la escasa información sobre minerales en pasturas pampeanas), la mayoría de los impactos positivos puede haberse debido al suministro del cloruro de sodio (sal común) más que a los elementos que se les agrega genéricamente, como si todos los campos fueran iguales, porque es lo que puede hacer la industria.
Sin lugar a duda que, si un productor le pide a la industria que le elabore un complemento mineral específico para su realidad, se lo harán. Aquí no estoy para armar guerra con nadie. Pero salvo raras excepciones, ese productor rural aún está para nacer. Somos reacios a contratar asesoramiento. Dios nos libre tener que llamar a un veterinario o agrónomo…
En este caso Y PARA MI CAMPO, arenisca pobre de Rivera, usé:
- 48 kg de sal yodada.
- 35 kg de cenizas de buena leña muy limpia y fina.
- 15 kg de harina de huesos de buena fuente calcinados y molidos.
- 4 gramos de sulfato de cobalto.
- 200 gramos de sulfato de cobre.
- 500 gramos de sulfato de zinc.
- 1.296 gramos de azufre en polvo “flor de azufre” al 99%.
Si lo suma, verá que son 100 kg. En ellos, todos los minerales que necesita mi ganado están presentes en su forma inorgánica. Su bio disponibilidad dependerá del consumo y del trabajo del rumen.
A la recría o levante, 50 gramos por cabeza por día. A vacas en lactación de rodeos comerciales, 100 gramos por cabeza por día. A vacas lecheras en producción, 150 gramos por cabeza por día.
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