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Myanmar, todavía conocida como la antigua Birmania, está todavía despertando de la dictadura militar más prolongada del planeta. Hace tan sólo dos años que comenzó a abrirse al turismo, y mientras su vecina Tailandia recibe cerca de 30 millones de turistas al año los birmanos reciben cerca de 1 milloó de visitantes. Hacemos la maleta y nos vamos a 9.288 kilómetros de Madrid, al país continental con mayor área geográfica del sureste asiático.
Hugo llegó hace algo más de un año a Myanmar como asesor político. Con éste madrileño de Aravaca hemos recorrido el este del país, una de las zonas más conflictivas. Colegios en mitad de la nada, en un lugar en el que la escolaridad es bajísima, paisajes increíbles, recolectadores de arroz...conforman el paisaje birmano. Hugo nos ha llevado hasta unos templos que se cuentran dentro de cuevas milinarias, disfrutado de un paseo en barco entre nenúfares y subido a la montaña Kyaiktiyo, uno de los lugares sagrados más importantes para el budismo y un lugar al que todo birmano tiene que ir una vez en su vida. Allí se encuentra la roca dorada, lugar de oración exclusivo para los hombres.
Roberto se marchó a Myanmar porque quería crecer profesionalmente y al final se ha quedado por amor.Con él hemos cruzado en barco a Dhala, paseado en moto al estilo birmano y pasado miedo roeados de pitones birmanas en el Templo de las serpientes, un lugar único que no encontrarás en las guías de viaje. Después nos hemos ido a Yangón, antigua capital de Birmania, en dónde hemos visto la parte más urbanita de Myanmar en su Plaza de la Independencia y el Ayuntamiento, único edificio con estilo europeo y birmano.
Mientras desayunaba hemos encontrado a Pedro, un afamado cocinero que está recién aterrizado en Myanmar. Con Pedro hemos recorrido los rincones de Yangón, conocido como es el día a día en sus calles, los puestos callejeros de comida, fruta, flors...y descubierto como hombres, mujeres y niños se pintan la cara con thanaka, una especie de protector solar hecho a base de polvo de árbol mezclado con agua. Con este madrileño de Alcalá de Henares hemos conocido una de las Pagodas más importantes y en la única en la que se puede estar dentro.
El último madrileño que hemos visitado es Jaime, con él hemos estado por Yangón. Una ciudad caótica con cerca de 6 millones de habitantes. Jaime nos ha contado cómo en 2006 se optó por cambiar la capital de Yangón a Naypyidaw. Por la calles de Yangón nos hemos tropezado con una tradicional boda birmano y descubierto que no está bien visto besarse en público y que es de mala educación tocar la cabeza de los adultos.
Hemos conocido la parte más exclusiva de la ciudad, tras un "curioso" viaje en tren y descubierto que Myanmar es el país de las piedras preciosas. Como broche de nuestro viaje, hemos ido a Shwedagon la pagoda más sagrada para los budistas del país que contiene algunas reliquias de Buda.