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El actor , director y cómico Tony Leblanc puso al auditorio en pie al recoger su Goya de Honor de manos de Concha Velasco y Luis García Berlanga. Leblanc recordó en su discurso de agradecimiento que nació frente a los tapices de Goya en el Museo del Prado y que, aunque parecía destinado a ser pintor o torero, decidió hacerse cómico. Y así se convirtió en un actor “para el pueblo y por el pueblo” que “dio lujo a la década de los 50”, en palabras de Berlanga. El Goya de Honor de los Premios de 1994 le llegó en un momento en que llevaba 11 años sin hacer cine por lo que este reconocimiento de la Academia y la profesión, reconoce Leblanc, le ha emocionado. “Estoy sin dormir. Gracias ampulosas, pero sinceras”, afirmó.