Dicen que tenemos un cerebro emocional o límbico; y un cerebro más racional o neocórtex.
El cerebro emocional se activa deprisa y toma decisiones de una forma casi inmediata. Luego, el cerebro racional ha de ir justificándolas porque, al activarse más lentamente, llega más tarde.
El cerebro emocional sería el elefante y el neocórtex, el jinete. El jinete piensa siempre a medio y largo plazo. Por otro lado, el elefante toma decisiones en segundos.
La clave reside en tener un jinete fuerte que consiga dominar la impulsividad de su elefante.
La gente tiene muy poca tolerancia a la frustración porque tienen la creencia de que pueden conseguirlo todo y ahora.
Esta falta de capacidad de aguante se ha puesto especialmente de manifiesto a raíz del confinamiento.
Lo verdaderamente importante no son las cosas que te pasan, sino lo que haces con las cosas que te pasan. De ahí, que ante una misma situación, haya personas que reaccionan de una manera distinta.